Los rostros del hambre
Unos 9874 niños y adolescentes participaron entre septiembre y noviembre del año último del relevamiento sobre la situación nutricional de este segmento etario en barrios populares del país qu...
Unos 9874 niños y adolescentes participaron entre septiembre y noviembre del año último del relevamiento sobre la situación nutricional de este segmento etario en barrios populares del país que realiza el equipo médico de la Universidad Popular de la organización social Barrios de Pie. Prácticamente uno de cada dos chicos que viven en villas y asentamientos está malnutrido: 48,9%. De dicho porcentaje el 24,1% de los chicos son obesos, el 21,4% tiene sobrepeso y el 3,3% déficit de peso. Dos de cada 10 bebes de hasta dos años sufren déficit en su crecimiento.
Los comedores están con el doble y hasta el triple de asistentes pidiendo comida. Muchas veces no hay alimentos. Cuando los hay, no son los mejores para una dieta rica en nutrientes; apenas brindan saciedad y propenden a la obesidad. Las escuelas están también lejos de cumplir con los lineamientos de las guías alimentarias a pesar de ser espacios irreemplazables para muchos cuando la prioridad es simplemente comer. Los expertos ven un escenario proyectado con aumento de mortalidad infantil ante niños y niñas obligados a dejar de alimentarse. Y ni que hablar del desarrollo de sus cerebros y su salud mental.
El Banco de Alimentos, responsable de llegar con ayuda a más de 1100 organizaciones sociales, lleva adelante una campaña bajo el eslogan “La cara detrás de las estadísticas”. Nos acerca así a la realidad de esos comedores y sus responsables que atienden a millones de chicos y chicas de nuestro país que dependen de ellos para alimentarse: un 63% de menores de 17 años que vive en la pobreza aun cuando sus padres tengan trabajo.
Duele confirmar que fueron muchos y durante demasiado tiempo quienes interceptaron las ayudas del Estado, extorsionando a los más vulnerables y apropiándose de lo ajeno. Reencauzar de manera transparente y eficiente la llegada de recursos a quienes más los necesitan no es tarea sencilla y entendemos que desde el Gobierno son también conscientes de la perentoriedad de las demandas.
Quienes gozamos aún del privilegio de contar con un plato de comida en nuestra mesa deberíamos colaborar con quienes la están pasando tan mal. Cientos de comedores y de instituciones necesitan ayuda. Seamos generosos y busquemos formas de encauzar nuestra solidaridad y empatía hasta que salgamos del túnel.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/los-rostros-del-hambre-nid25032024/