Entre muchas otras, una de las características de la danza es la libertad de movimiento y de expresión. Las niñas de la foto, todas impecablemente vestidas y peinadas, prolijas y casi calcadas, imitan a su profesora de danzas, que con una amable sonrisa les marca los movimientos que las alumnas deben reproducir. Esta escena tierna y distendida se desarrolla en un jardín de infantes de Pyongyang, capital de Corea del Norte. Este país padece unos de los regímenes más autoritarios del mundo, bajo el mando de Kim Jong-un, quien asumió el poder en 2011 y es cuestionado por terribles violaciones de los derechos humanos. Contrariamente a lo que transmite la imagen, si hay algo que no existe en Corea del Norte es la libertad de movimiento ni de expresión. El control férreo sobre las vidas de cada uno de sus habitantes hace de esta relajada postal una cruel burla ante una realidad que la hace trizas.