La Vela Puerca empezó a festejar sus 30 años en el Movistar Arena y con el poderío de sus canciones atemporales
Recién al final emergerá de la boca de Sebastián “Enano” Teysera algo de ese clima entre nostálgico y melancólico que forma parte de la esencia de La Vela Puerca. “Las canciones siguen v...
Recién al final emergerá de la boca de Sebastián “Enano” Teysera algo de ese clima entre nostálgico y melancólico que forma parte de la esencia de La Vela Puerca. “Las canciones siguen vivas. Sé que cuando nosotros no estemos más van a estar bien cuidadas”. Antes habrá un show ejecutado magistralmente por una banda que está pronta a cumplir treinta años y para un público tan fiel y conocedor de cada etapa del grupo como multigeneracional.
The Clash, el ska-punk español y Sumo son tan fundamentales como fundacionales para el sonido de La Vela Puerca, la banda liderada por las voces de los “Sebastianes” Teysera y Cebreiro y nacida en Montevideo apenas después de No To Va Gustar. Entre ambas y cada una a su manera, reinventaron el rock uruguayo y lo llevaron a su estadío más popular. Pero eso no fue y no es todo: se metieron en el corazón de los argentinos como ninguna otra banda del “paisito” lo había hecho antes.
Si la primera en “explotar” masivamente de este lado del Río de la Plata fue La Vela, con el tiempo los NTVG del argentino Emiliano Brancciari superaron esos números. La Vela tocó en Ferro en 2007 y luego no pudo seguir cuesta arriba. Es una banda que tiene sus propios tiempos, que va a contramano de las modas, que en casi tres décadas sólo ha lanzado ocho discos de estudio, pero que tiene en su sonido y, principalmente, en sus letras, la herramienta para perdurar. Y así como hubo tiempos en los que parte de su público emigró vaya uno a saber a dónde, ahora miran azorados la multitud del Movistar Arena para comprobar que en una noche tan fría como la de anteayer, hay 15.000 cálidas almas dispuestas a hacer los coros de cada uno de los 29 temas, desde el inicial “Jugando con fuego”, de su álbum más reciente, Discopático; hasta “José sabía”, ese clásico de La Vela de su emblemático De bichos y flores, de 2001.
Hubo invitados de la otra orilla, como el rapero uruguayo Arquero, con quien la banda hizo “La pastilla”, o la cantante montevideana Camila (“Para no verme más”), más voces de esta orilla, como Sebastián Andersen de El Plan de la Mariposa, Néstor Ramljak de Nonpalidece y Juanchi Baleirón de Los Pericos, que se animó a sumarse para uno de los imbatibles de la banda, “El viejo”, ya en los bises.
Sólidos, seguros del plan trazado y con la larga experiencia a cuestas como aliada, La Vela Puerca supo manejar los climas del show al antojo de las canciones, sin presionarlas, sin extender sus versiones en directo para estirar el clima y dejando que causen el efecto que tenían que causar. Que frases como aquella pronunciada una y mil veces hoy resuene distinta: “Cuando todo parece jodido es cuando hay que poner” (“José sabía”).
Sin gestos demagógicos (acá nadie se pondrá una camiseta de la Selección y eso de que somos el mejor público del mundo lo dirá un invitado), La Vela demuestra, una vez más, que su poderío no está en esa mágica línea de tres vientos ni en su base rockera; ni siquiera en el tándem de voces al frente. Está en las canciones que, como el tango, no tienen urgencia, esperan que su tiempo llegue, que maduren en el oído de un público que “puede tener fe” y “no tener religión”.