Isabel Allende: “Cualquiera que tenga poder con impunidad puede abusar de otro”
Perla se asoma a través de la pantalla con los pelos revueltos. Está a upa de su mejor amiga, la escritora chilena ...
Perla se asoma a través de la pantalla con los pelos revueltos. Está a upa de su mejor amiga, la escritora chilena Isabel Allende, que la llena de besos y caricias. Negra, con algunos mechones blancos, la perra tiene nueve años y convive con la autora de La casa de los espíritus en su casa de Sausalito, en San Francisco, Estados Unidos, desde que tenía pocos meses. “Es valiente, atrevida, simpática, muy regalona y me sigue a todos lados. Es una perrita fantástica”, dice Allende orgullosa y revela con gesto cómplice que no tiene problema alguno en que Perla y su otra mascota, Dulce, compartan su cama. “Yo duermo en un costadito y no me muevo en toda la noche para no molestarlas. Son mis compañeras. He tenido perros toda la vida, así que estoy acostumbrada a la relación con los animales”.
La presentación formal de Perla a LA NACION, a través de una conversación por Zoom, no es casual. La perra es la protagonista del primer libro para el público infantil de la prolífica autora que aborda en este título (serán tres en principio) la cuestión del bullying en la infancia. Para escribir Perla, la súper perrita, Allende se inspiró en una anécdota real que refleja la personalidad del animal y cómo puede cambiar una situación cuando uno se anima a defenderse.
“La idea del bullying surgió a partir de un episodio que sucedió en el parque con mi perra. Un día fue atacada por un perro mucho más grande y ella, en lugar de asustarse, lo enfrentó. El perro dio media vuelta y echó a correr y ella corría detrás para morderle las pantorrillas porque, como es de tamaño chico, no llegaba más arriba”, cuenta entre risas. Y agrega: “Al igual que la perrita del libro, Perla tiene dos cualidades que son los superpoderes que aparecen en el cuento: es tan adorable, que cualquiera la quiere, hasta el más duro de corazón se derrite con ella; el otro poder es que ladra y gruñe con voz de perro grande porque tiene un problema con las cuerdas vocales. Si tú no la ves y la oyes gruñir, crees que es un Pastor alemán”.
-¿Por qué decidió volcarse a los pequeños lectores a esta altura de su carrera?
-Fue un desafío, sin ninguna duda, porque yo estoy acostumbrada a escribir novelas complicadas con muchos personajes que transcurren en períodos largos de tiempo y ocupan muchas páginas. Lo primero que tuve que entender al escribir para niños es que la historia debía ser sencilla y con pocas palabras. A mí me cuesta mucho sintetizar porque me gusta describir todo un universo, pero mi editora me dijo que eso no era necesario porque las ilustraciones reemplazan lo que no se describe. Entonces, fue un trabajo de colaboración íntima con la ilustradora, Sandy Rodríguez. Por una parte, eso facilita mucho y, por otra, también lo complica porque hay que trabajar en verdadera coordinación. Además, traté de escribir un libro que no fuera paternalista. Por eso aparece la voz de Perla: está narrado en primera persona por la perrita. Yo lo único que hago es traducirlo, pero ella lo escribe.
Isabel Allende lee un fragmento de "Perla, la súper perrita", su primer libro infantil-En la página inicial le cuenta a los lectores que Perla tiene superpoderes. ¿Qué superpoder le gustaría tener a usted y para qué lo usaría?
-Yo creo que tengo el superpoder de contar historias. También, de relacionarme con mucha gente que nunca voy a conocer, millones de personas que leen una historia que nos toca a todos. Creo, francamente, que eso es un superpoder. Ahora, si yo quisiera tener un superpoder de fantasía, me gustaría tener una varilla mágica para pedir deseos y poderes.
-Este es el primero de tres libros para chicos y, más allá del tema de la amistad entre los humanos y las mascotas, aborda la cuestión del bullying. ¿Por qué eligió ese problema como eje del cuento?
-Es algo que les pasa a muchos niños, en las escuelas, en la calle; a veces, incluso, en la casa si hay un hermano mayor que tortura a los menores. Entonces, si los padres o los maestros no están atentos, el problema se profundiza porque el niño no dice nada porque siente vergüenza y miedo. Mi idea era poner el tema sobre la mesa. Los otros dos libros tienen la misma intención: hablar de algo que le afecta al niño de lo cual rara vez habla. Me interesaba, también, que los superpoderes de la perrita fueran algo que el niño puede tener: que no fuera un manto de invisibilidad o una escoba para volar, sino algo que el niño puede adquirir, que no está fuera de sus posibilidades. Si el niño se defiende, aunque tenga miedo, no lo van a victimizar con tanta facilidad.
-¿Cree que el bullying solo sucede en la infancia o también a los adultos nos maltratan en distintos ámbitos de distintas maneras?
-Cualquiera que tenga poder con impunidad puede abusar de otro. Y sucede en las oficinas, en el ejército de todas partes hay conscriptos que han muerto por la estupidez de un sargento que tiene poder absoluto y no rinde cuentas a nadie; el bullying existe en todos lados y para qué decir contra la mujer. Las mujeres son las primeras víctimas del bullying.
-¿Qué es lo más cercano a lo que hoy llamamos bullying que vivió en su vida?
-No creo que haya sido víctima de abuso propiamente; sí de exclusión, de falta de respeto. Cuando era chiquita era muy tímida y cambiaba de colegio constantemente porque mis padres eran diplomáticos; siempre era la niña nueva en la escuela. Aislada y asustada, no me atrevía a tomar la iniciativa para hacer amigas. Vivía en un rincón con un libro tapándome la cara para que no se notara lo sola que estaba. Después, como mujer de mi generación me tocó dar la lucha por ser respetada porque ahora se habla del Me Too y del acoso sexual, pero eso no existía antes. El jefe te corría en mano en la oficina y te quedabas callada porque a quién le ibas a decir. Había muchas formas de abuso de esa clase.
-Pensando en mujeres y en literatura, el boom latinoamericano fue protagonizado en su mayoría por hombres.
-Todos hombres, ni una mujer.
-En los últimos años se ve en América Latina un auge de escritoras jóvenes. ¿Cree que hay un boom?
-Creo que sí, hay una fuerte y extraordinaria ola de literatura escrita por mujeres y, para mí, tiene el mismo valor que el boom de la literatura de los años ‘60 y ‘70. Es fantástica. No quiero mencionar ninguna en particular porque hay tantas, pero son jóvenes y eso es lo más lindo porque tienen todo por delante para una carrera fantástica. Yo estoy feliz con eso.
-En Estados Unidos, donde usted vive hace muchos años, se acercan las elecciones presidenciales donde otra vez aparece la figura de Donald Trump como candidato. ¿Qué opina?
-También en Europa hay una vuelta a la derecha y al autoritarismo como una especie de pérdida de fe en la democracia. En Estados Unidos eso es lo que se nota. La democracia ha perdido prestigio, ha perdido validez, un porcentaje altísimo de la población está dispuesta a perdonar todas las felonías y los crímenes de Trump y el espantoso personaje que es con tal de tener un régimen conservador. Yo creo que es la ley del péndulo. Tengo 81 años y ya he pasado por esto. He visto el péndulo ir en todas direcciones y creo que si Trump gana van a ser cuatro años (y tal vez más) tremendamente malos para Estados Unidos y para el mundo porque lo que pasa en Estados Unidos se refleja e influye en el resto del mundo. Me parece gravísimo. Por supuesto, soy completamente anti Trump.
-En algunos casos más que péndulo parece un retroceso porque hay un intento deliberado de destruir derechos que se ganaron en el último tiempo.
-Es lo mismo que ha pasado acá, por ejemplo, con el aborto. Después de 40 años de un derecho totalmente adquirido y solidificado en el país, se eliminó de un plumazo y ahora resulta que hay muchísimos estados en Estados Unidos donde las mujeres tienen que viajar a otros estados para poder tener algún control sobre su cuerpo. También están tratando de eliminar los anticonceptivos. Eso es una vuelta al fascismo.
"Ningún tiempo pasado fue mejor"
-¿Qué sabe del actual presidente de la Argentina?
-Sé lo que sale en la prensa y no quiero opinar porque no conozco la situación por dentro. A mí me parece tremenda, pero yo no vivo allí.
-¿Sabe que quiere superpoderes y tiene muchos perros clonados con los que habla?
-Lo sé, una brutalidad . Te confieso que no estaba pensando en él cuando hice el libro. Para nada.
-¿Está trabajando en algún otro libro para el público adulto?
-Tengo ya para publicar el próximo año una novela histórica. Ahora estoy leyendo la traducción al inglés y está en la etapa de últimas correcciones. Me imagino que saldrá alrededor de septiembre de 2025; el título provisorio es Yo soy Emilia del Valle. El 8 de enero pasado empecé una memoria, pero no creas que me está yendo muy bien. Estoy medio atorada con eso. Para mí es mucho más fácil escribir ficción porque en la ficción puedo inventar lo que quiera. Me meto en un universo que se va armando solo pedacito a pedacito, palabra a palabra.
-¿Tiene formato de diario personal o es una narración sobre su vida?
-Yo he escrito otras memorias. En Paula escribí mucho sobre mi vida, también en Mi país inventado y en La suma de los días. Todo eso ya está contado. Pero he entrado ahora en una etapa distinta de mi vida y me interesa mucho hablar de eso porque creo que somos muchos los que estamos ahí. Yo estoy particularmente vieja, ya tengo 81, pero hay una tercera etapa de la vida que es interesante. Estoy un poco en eso. Estoy viendo cómo lo hago y, por el momento, son solo fragmentos.
-Volviendo a los pequeños lectores, ¿ya tuvo algún comentario de niños sobre Perla?
-El libro saldrá en junio, así que la retroalimentación que tengo viene de casos muy particulares, de niños que conozco. Hay una mujer en Washington que tiene una escuela infantil maravillosa y allí hay un niño que se llama Carson que manda todos los meses un dólar a mi fundación. Le mandé el libro de regalo y él escribió una carta fantástica en la que me dice lo que siente; también me cuenta que tiene dos perros y que está tratando de enseñarles artes marciales para que sean como Perla y resulta que no ha podido. Otra niñita, nieta de una vecina que viene a verme los martes y jueves, conoce a mi perra. Entonces, para ella, el libro refleja la realidad. Hay un par de niñitos que son americanos, pero viven en una base militar en Okinawa, Japón, que me mandaron fotos leyendo el libro encantados.
-¿Perla va a participar de alguna presentación del libro?
-¡Para qué le voy a dar esa molestia! Ella está aquí conmigo, siempre a mis pies. Me sigue por todos lados: si me levanto al baño va siempre detrás.