Imprevisión, el nuevo pronóstico
No es cierto que todo pasado fue mejor. Alcanza con un ejemplo: hace exactamente cinco años, se cerraban las escuelas hasta nuevo aviso por la pandemia de Covid. Y ese nuevo aviso tardó mucho en ...
No es cierto que todo pasado fue mejor. Alcanza con un ejemplo: hace exactamente cinco años, se cerraban las escuelas hasta nuevo aviso por la pandemia de Covid. Y ese nuevo aviso tardó mucho en llegar y vino de la mano de cientos de padres y ciudadanos que reclamaron públicamente el regreso a las aulas de sus hijos. En el camino quedaron miles fuera del sistema; hasta hoy no se sabe bien cuántos. La consecuencia se verá en pocos años más: menos argentinos preparados para los desafíos tecnológicos que ya se perciben complejos.
No hace falta amargarse más este domingo recordando la cantidad de muertos que produjo ese manejo político de la pandemia y las consecuencias que sigue teniendo para muchos sobrevivientes. Todo fue y es muy traumático. El presente tampoco es mejor, al menos en la Argentina. El más triste ejemplo son los 334.000 habitantes de Bahía Blanca y sus alrededores que intentan entre lágrimas volver a ponerse de pie después de la inundación que los doblegó en pocas horas.
El temporal pudo parecer sorpresivo, aunque los expertos en clima llevan ya demasiado tiempo advirtiendo que estas situaciones extremas se reiteran cada vez con más frecuencia. Al dolor de haber perdido desde el DNI hasta las fotos y los recuerdos personales más entrañables, los bahienses están más ocupados en reconstruirse que en escuchar frases políticas que bien podrían imprimirse en sobres de azúcar.
“Esto no es un castigo bíblico, ni una película de terror. Esto es el cambio climático”, sentenció el gobernador Axel Kicillof en una visita a esa ciudad del sur bonaerense. ¿A modo de excusa? ¿O de recordatorio de que poco va a cambiar desde la infraestructura para adaptarse a los imprevisibles tiempos que se vienen? Porque se sabe que la obra pública y la política se llevan de maravilla para desviar fondos en manos equivocadas. La Justicia está llena de expedientes que lo prueban, aunque tarden años en alumbrar sentencias.
Desde tierras más secas, una innumerable cantidad de anónimos donan todo el tiempo elementos para acompañar a los bahienses. No hacen discursos pomposos, no se pelean con sus vecinos para ver quién envía un artículo mejor, sino que dedican tiempo personal y laboral a dar una mano. Sin certezas, confían en que esa ayuda le llegará a quien la necesite rápidamente. Es cierto, no es un castigo bíblico, es imprevisión política con una desfachatez que espanta.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/imprevision-el-nuevo-pronostico-nid16032025/