La semana pasada, un grupo de paleontólogos e investigadores del Museo Fray Manuel de Torres descubrieron en las inmediaciones del partido de San Pedro un yacimiento prehistórico con múltiples restos óseos de animales, importantes esta región. Entre ellos se destacó el esqueleto de un guanaco juvenil y una madriguera, ambos pertenecientes al Pleistoceno medio. Es decir, datan de entre 780 mil y 127 mil años. En diálogo con LA NACION, José Luis Aguilar, Director del Museo Paleontológico de San Pedro, dio detalles de este hallazgo.

La zona bonaerense, que comprende al partido antes mencionado, es de importancia paleontológica para la provincia por la cantidad de rastros de mamíferos y peces de hace miles de años que se desenterraron. Desde una cabeza de delfín, flores petrificadas, fragmentos de tigres diente de sable y hasta caparazones de armadillos, entre otras cosas. En un reciente trabajo que los expertos hicieron en una vieja cantera de la localidad de Ingeniero Moneta, identificaron el fósil de un mamífero con una marca de ataque en una de sus extremidades.

Según se detalló, el guanaco estaba en lo que fue una cueva o madriguera y en uno de sus huesos había marcas de dientes, lo que supuso que padeció un ataque antes de morir. El equipo expedicionario estuvo conformado por José Luis Aguilar, Walter Parra, Javier Saucedo, Julio Simonini, Jorge Martínez y Augusto Moleón.

José Luis Aguilar describió que al llegar a la zona comprendida lo primero que vieron en el terreno fue una astilla de hueso fósil. Esa fue la pista inicial para continuar con el resto de la expedición. Con el correr de las horas, desenterraron diferentes partes de un mismo esqueleto de guanaco de corta edad. “Había fragmentos del cráneo, las mandíbulas, muchos pedacitos de las extremidades y varias costillas. Era solo una parte, pero todo parecía triturado”, remarcó.

Lo cierto es que estas piezas fósiles estaban diseminadas por un área reducida, en un óvalo de diámetro pequeño y que solo se hallaba el material óseo del guanaco joven. Cuando se finalizó con la excavación, confirmaron que esa madriguera medía 2,80 metros de profundidad y dos metros de ancho, con una entrada mucho más reducida.

Los huesos estaban deteriorados, incluso cubiertos de un barro verdoso antiguo, que pudo ingresar debido a una inundación. No obstante, las marcas en la estructura ósea se notaron a la perfección, por lo que se asumió que el camélido fue cazado por una especie más chica, posiblemente un zorro.

Esa cueva fue de crianza y no la utilizaron para vivir, es por ello que solo se registraron los restos de un solo guanaco. “Cuando analizamos las muestras, empezamos a observar marcas y fracturas que pueden ser vinculadas al accionar de un mamífero carnívoro o carroñero, posiblemente un félido o cánido de pequeño tamaño”, remarcaron desde el Museo Paleontológico de San Pedro.

Una vez que se recogieron los huesos, parte de ellos se trasladaron a Bahía Blanca. El doctor Rodrigo Tomassini, investigador del INGEOSUR (CONICET)-Universidad Nacional del Sur, junto a otros colaboradores, tratarán a fondo el material, ya que no es común este tipo de yacimientos en la Argentina.

“El análisis tafonómico de la asociación en su conjunto, así como de cada resto en particular , y del contexto sedimentario en el que se recuperaron, nos permitirá interpretar el origen de la acumulación y evaluar -entre distintos mamíferos- los posibles productores. Este tipo de hallazgo no es para nada habitual en el registro fósil de nuestro país y resulta de gran interés por la información que puede aportar sobre las relaciones tróficas del Pleistoceno medio”, señaló Aguilar.