Anaqueles repletos de libros que remiten a un mundo en el que prevalece la existencia física de los objetos. Una pequeña ventana en medio de esos libros se abre para espiar otro mundo, el digital, donde las computadoras en este caso y la tecnología en general reinan. Frente a las pantallas se encuentran alumnos de la escuela Anita Conti, en Bruz, Francia, que ha sido equipada con bicicletas fijas para que los alumnos pedaleen mientras estudian, para combatir la obesidad y el sedentarismo. Una combinación de la actividad física y la mental que solían ser acciones independientes. Cuando se lee o se estudia es el intelecto el que gobierna. Cuando el cuerpo está en movimiento lo físico es lo preponderante. Sin embargo, aquí se alienta la fusión en un intento de combatir una quietud antes valorada y bienvenida, pero ahora vilipendiada ante el abuso que se hace de ella por la conectividad perpetua.