La expresión “memoria de elefante” es utilizada desde hace muchas generaciones para describir a personas con una capacidad excepcional para recordar detalles o eventos ocurridos hace mucho tiempo. Esta frase, popular en la conversación cotidiana, evoca la idea de una memoria sorprendente, asociada con estos animales conocidos por su notable habilidad para recordar a lo largo del tiempo. Aunque es una metáfora, el uso de ella sigue muy presente en nuestra cultura, por lo que surge la duda si es solo una expresión popular sin fundamento o si existe un aval científico que la compruebe.

Investigaciones científicas recientes aportaron pruebas claras que respaldan estos dichos. Según dieron a conocer, los elefantes tienen destacadas habilidades cognitivas, donde no solo sobresale su capacidad de memoria, sino que también podrían cambiar nuestra forma de entender su comportamiento y su vida social. Asimismo, estas nuevas investigaciones sugieren que, además de su capacidad para recordar, los elefantes desarrollan complejas interacciones sociales y emocionales, ampliando aún más la visión sobre su inteligencia.

En ese sentido, un estudio liderado por la Universidad Christian Albrechts de Kiel en colaboración con el Parque Serengeti en Hodenhagen, Baja Sajonia, confirmó que los elefantes pueden recordar a sus cuidadores humanos después de más de una década de separación.

Este descubrimiento surgió a partir de un experimento en el que tres antiguos cuidadores de Berlín ofrecieron a los elefantes estímulos olfativos, como camisetas usadas, para evaluar sus reacciones. Aunque también se les presentaron fotografías y grabaciones de la voz de sus cuidadores, las respuestas más intensas se produjeron ante las camisetas. Esto sugiere que el sentido del olfato desempeña un papel fundamental en la memoria a largo plazo de estos animales, revelando un aspecto clave de su capacidad para recordar.

Es importante tener en cuenta que, además de su asombrosa memoria, los elefantes poseen habilidades cognitivas que superan las expectativas dentro del reino animal. Un reciente estudio, liderado por investigadores de la Universidad Estatal de Colorado junto con las organizaciones Save the Elephants y ElephantVoices, reveló que los elefantes africanos emplean sonidos específicos para comunicarse entre ellos, de manera similar a lo que se podría comparar con los “nombres” en los humanos.

Esta investigación en particular, que se desarrolló a lo largo de cuatro años y más de 14 meses de trabajo de campo en Kenia, logró identificar 470 llamadas individuales entre 101 elefantes. Las grabaciones, analizadas con Inteligencia Artificial y técnicas de aprendizaje automático, revelaron que los elefantes son capaces de diferenciar entre distintos individuos mediante características acústicas específicas en sus llamadas. Este hallazgo refuerza la idea de que los paquidermos poseen una compleja capacidad de comunicación, similar a la que emplean las personas al identificar a otros por su voz.

La memoria de los elefantes también juega un papel fundamental en sus relaciones sociales, ya que son capaces de recordar y reconocer a otros miembros de su grupo incluso después de largos períodos de separación. Esta habilidad es esencial para su estructura social de “fisión-fusión”, en la que los grupos se separan y se reagrupan constantemente. Por otro lado, la memoria de los elefantes es vital para su supervivencia en entornos naturales cambiantes, ya que estos animales son capaces de recordar la ubicación de pozos de agua y fuentes de alimentos, lo que les permite desplazarse estratégicamente durante períodos de sequía o escasez.

Por lo antes mencionado, se puede afirmar que la memoria de los elefantes no es solo una frase popular, sino una característica crucial tanto para su vida social como para su supervivencia, ya que su habilidad para recordar detalles vitales refleja una inteligencia profunda que a menudo es subestimada en el reino animal.

Quedó evidenciado con un estudio de la Universidad Radboud de Nimega, en Holanda, que el ser humano tienen la posibilidad de desarrollar su memoria y potenciarla. Con el citado análisis, se determinó que un severo entrenamiento cerebral, siguiendo una rutina de ejercicios, puede ayudar a generar una capacidad cognitiva comparable con la de un elefante.

El profesor Martin Dresler fue el encargado de analizar la capacidad cognitiva de los 46 voluntarios a medida que avanzaba el plan de entrenamiento, que consistía en dos instancias: primero recordar secuencias de palabras y luego, para desarrollar una memoria más estratégica, recordar listas de palabras asociadas con imágenes.

Las personas que participaron en el estudio fueron ejercitados durante media hora diaria, por un plazo de cuarenta días y, como resultado visible, lograron pasar de recordar veinte palabras a más de sesenta sin dudar. Pero lo más llamativo fue que, pasados cuatro meses, seguían manteniendo la memoria igual de desarrollada, aunque ya no hacían las prácticas todos los días.