Eurocopa 2024: Stefan Posch, un soldado agresivo e incansable para cuidar las espaldas de toda Austria
“No siempre se trata de talento. El trabajo duro, la confianza en uno mismo, la paciencia que tantos jóvenes subestiman también pueden dar sus frutos y ofrecer recompensas. Mi desarrollo fue un...
“No siempre se trata de talento. El trabajo duro, la confianza en uno mismo, la paciencia que tantos jóvenes subestiman también pueden dar sus frutos y ofrecer recompensas. Mi desarrollo fue un proceso que llevó años de disciplina y motivación para hacer los esfuerzos que me permitieran alcanzar el objetivo”. Hay futbolistas que no entran por los ojos ni llaman la atención en el primer golpe de vista, que no aparecerán nunca en las grandes carteleras, pero que resultan indispensables en la estructura de un equipo. Stefan Posch es uno de esos casos, un tipo de jugador que muy de vez en cuando entrega un toque de magia con la pelota en los pies, pero que todo entrenador quiere tener en su plantel.
En la ventana FIFA de marzo de este año, el plantel de Austria se concentró en Marbella un lunes para preparar los amistosos ante Eslovaquia y Turquía. El lateral derecho del Bologna había sido padre por primera vez tres días antes, y el técnico Ralf Rangnick, además de permitirle presentarse el martes, retrasó la práctica de ese día hasta la tarde sólo para poder sumarlo al trabajo. Tiene sus razones, porque desde su llegada a Italia en 2022, y sobre todo a partir de que Thiago Motta se hiciera cargo del conjunto rossoblu, Posch se transformó en pieza clave, tanto para llevar a su club a clasificarse para la próxima Champions League como para consolidar el presente de una selección que quiere refrendar las buenas sensaciones que dejó en la Eurocopa 2021.
La trayectoria de Posch evolucionó un poco a contramano de los sueños originales del propio protagonista. Delantero en sus tiempos infantiles, admirador de goleadores delicados como Thierry Henry o Samuel Eto’o, la composición corporal y la limitada ductilidad en el manejo de la pelota le fueron señalando otras rutas en el intrincado laberinto del fútbol. Con 1,89 metros de estatura y movimientos poco elegantes, hay dos rutas posibles: la de 9 letal, para lo que hace falta tener un olfato muy fino para el gol; o la de un duro marcador central. Ya se sabe cuál tomó nuestro hombre. En esa posición creció en los juveniles del Admira Wacker de su país, y con 18 años recibió la oferta de viajar a Alemania para sumarse al equipo reserva del Hoffenheim, donde le sonrió la fortuna, al coincidir durante varios años con Julian Nagelsmann, a quien Posch define como “el entrenador más importante de mi carrera”.
A partir de las características físicas y futbolísticas que supo ver en su pupilo, el actual técnico de la selección alemana ayudó a modelar un defensor agresivo pero no violento; duro, pero no rústico, que años más tarde Motta reconvirtió en uno de esos laterales que los punteros suelen odiar por su rapidez, tenacidad y capacidad de concentración.
Bologna, y la vida en Italia en general, hicieron el resto para que, poco a poco, los que no sólo se deslumbran con los cracks comenzaran a girar la cabeza para observar con mayor atención a ese gigantón que recorre con llamativa eficacia la banda derecha de la última revelación del Calcio. “En Italia te idolatran como jugador. Aman el fútbol, lo viven. Es una gran diferencia con respecto a Alemania. Y este año, el rendimiento del equipo se hizo notar en la calle. Se nota la euforia al caminar por la ciudad”, comenta Posch. Al contrario de lo que suele ser la norma, el austríaco tiene un departamento en el centro de Bolonia y baja a hacer las compras o tomarse un café entre los vecinos del barrio, lo que le permite palpar en primera persona el sentimiento de los hinchas y sentirse identificado con el mundo que lo rodea.
En los últimos años, Austria ha conformado una selección incómoda para cualquier rival. Sólo se rindió en tiempo suplementario ante el conjunto italiano que acabó ganando el título en la Eurocopa de hace tres años, y si bien acabó descendiendo en su grupo de Liga de las Naciones en 2023, se dio el gusto de golear a Croacia en Zagreb y tener contra las cuerdas a Francia, que apenas pudo rescatar un empate a siete minutos del final. Es un equipo que sabe manejar el ataque a partir de la calidad de Marcel Sabitzer, pero se asienta en la energía física que le brindan Kevin Danso, en la defensa, y Konrad Laimer, mediocampista del Bayern Munich, en el medio. Es en este apartado donde Stefan Posch tiene un sitio asegurado.
Por si faltara algo, en Bolonia también dio muestras de recordar a aquel chico que se veía sacudiendo redes rivales en su destino de futbolista. Para ello necesitó de un entrenador que le dejara extender sus alas para volar por la banda.
El fallecido Sinisa Mihajlovic era el técnico cuando Giovanni Sartori, director deportivo de Bologna, le informó que incorporarían a préstamo a un marcador central de aspecto poderoso que jugaba en Hoffenheim. “No lo conozco”, fue la agria respuesta del croata cuando le pidieron su opinión al respecto. Sartori es el hombre que puso las primeras piedras en la construcción del actual Atalanta, un equipo acostumbrado a ser “ascensor” que acaba de ganar su primera copa internacional. Ahora está repitiendo su performance en la Ciudad Roja (el Partido Comunista gobernó la alcaldía boloñesa durante cinco décadas). Posch fue una de sus apuestas, y posiblemente la hubiese perdido si Mihajlovic hubiese prolongado su estadía como jefe del vestuario boloñés. Pero el errático inicio de liga en 2022 apuró su destitución, y Motta, su reemplazante, encontró la fórmula para darle la razón a su “jefe”: trasladó al austríaco al lateral y le enderezó la carrera al otorgarle un lugar donde puede desarrollar todo su potencial.
“Nos exige mucho para lograr que cada jugador supere sus límites, y en lo particular, siento que he evolucionado futbolísticamente, que di un paso adelante”, explica Posch, y su rendimiento lo confirma. En la temporada 22-23, y contra todo pronóstico, fue el defensor más goleador de la Serie A, con seis tantos (marcados con apenas nueve remates al arco), que si bien no se repitieron en el último campeonato -sólo anotó uno, en la penúltima fecha- le bastan para, por ejemplo, despertar el interés de Inter, que lo tiene en su agenda en el caso de que el neerlandés Denzel Dumfries deje vacante su puesto en este mercado de pases. “Se ve que todavía conservo el instinto de delantero”, dijo Posch en su momento, aunque aclaró que “no es mi trabajo principal”.
Esa tarea primordial, la que le asignan Motta en Bologna, y Rangnick en la selección, es la de imponer su velocidad y su físico para anular las virtudes de los cracks que llenan los ojos, brillan en las portadas de las revistas y se llevan los premios cuando lo encaran en cada partido. Stefan Posch la cumple con dedicación y eficacia, y sus compañeros se lo agradecen. Austria sabe que por su lado derecho tendrá un soldado incansable cuidándole las espaldas.
Ficha de Stefan PoschEdad: 27 años
Altura: 1,89 metros.
Posición: Lateral derecho o marcador central.
Club: Bologna (Italia).
Austria en la Euro24:vs. Francia. Lunes 17, a las 16 horas.
vs. Polonia. Viernes 21, a las 13.
vs. Países Bajos. Martes 25, desde las 13.