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El triunfo global del capitalismo

El candidato Javier Milei, durante la campaña presidencial de 2023, afirmó que no estaba en sus planes “entablar negociaciones con un régimen comunista”, haciendo referencia a la República ...

El candidato Javier Milei, durante la campaña presidencial de 2023, afirmó que no estaba en sus planes “entablar negociaciones con un régimen comunista”, haciendo referencia a la República Popular China: dada la condición de segundo socio comercial y garante del 20 por ciento de las reservas brutas del Banco Central de la República Argentina, el principio de la realidad prevaleció sobre el principio de revelación ya con Milei jefe de Estado, quedando archivadas las afirmaciones realizadas durante la campaña electoral.

El tema es de especial interés dado que se suele confundir, hablando de China, autocracia -poder político centralizado- con comunismo -administración de precios centralizada-. El poder político se encuentra centralizado en manos de un Partido Comunista Chino (PCCH) bajo la dirección de Xi Jinping, el sistema de administración de precios (ya) no: en efecto, China ha iniciado en tiempos de Deng Xiao Ping una ambiciosa reforma económica que hizo posible, durante los años ‘90, la incorporación de la República Popular China a la Organización Mundial de Comercio. Economía de mercado sí, democracia no.

¿Cuál es la moraleja? China (ya) no es comunista sino una autocracia capitalista. Mientras el mundo vive en partes aproximadamente iguales bajo regímenes democráticos y no democráticos, el capitalismo ha triunfado a nivel global.

Ya en un clásico trabajo de Michel Albert, Capitalismo contra capitalismo, publicado en 1992, tenía lugar la descripción de un nuevo orden global en el cual el capitalismo se quedaba sin competidores, o por lo menos eso aparentaba acontecer en la nueva escena internacional.

El libro del autor francés venía a presentar dos modelos de capitalismo en competencia en un mundo de posguerra fría sin alternativas: por una parte, el modelo anglosajón o “neoamericano” basado en el éxito individual, el beneficio a corto plazo y su gran aparato publicitario; por la otra, su contraparte “renana”, con Alemania, Bélgica, Holanda, Suiza, Luxemburgo, los países de Europa del Norte y Japón con algunas variantes como principales referentes, con una mayor preocupación por el éxito colectivo, el consenso y la preocupación por el largo plazo.

Esta íntima convicción del autor francés, devenida en una suerte de sentido común de la época, pareció encontrar su límite durante la primera década del presente siglo: diferentes factores contribuyeron a ello, como la crisis financiera internacional del 2008/2009, la crisis del prometedor proyecto europeo y el ascenso de un nuevo jugador global, la República Popular China. Las mencionadas reformas puestas en ejecución luego de la muerte de Mao Tsé Tung dieron inicio a un proceso de crecimiento sostenido de la economía del país asiático durante prácticamente cuatro décadas, convirtiéndolo hoy en la segunda potencia económica mundial, luego de los Estados Unidos.

Tres son en la actualidad los modelos de capitalismo en competencia: controlado -China-, competitivo -Estados Unidos-, y social -Unión Europea-, rezagado este último respecto de los dos primeros en la carrera por la supremacía tecnológica lanzada en la cuarta revolución industrial. Del comunismo solo quedan expresiones testimoniales y con una bancarrota a cielo abierto como es el caso de Cuba.

A comienzos de 1992, el entonces presidente de los Estados Unidos George Bush padre era considerado imbatible electoralmente por la mayoría de los analistas políticos, fundamentalmente debido a sus éxitos en materia de política exterior como el fin de la Guerra Fría y la Guerra del Golfo Pérsico.

En esas circunstancias James Carville, estratega de la campaña electoral de Bill Clinton, señaló que éste debía enfocarse sobre cuestiones más relacionadas con la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades más inmediatas. Con el fin de mantener la campaña enfocada en un mensaje, Carville pegó un cartel en las oficinas centrales con tres puntos escritos: “Cambio vs. Más de lo mismo, No olvidar el sistema de salud y La economía, estúpido”.

Parafraseando a James Carville, ¡es el capitalismo global, estúpido!ß

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/el-triunfo-global-del-capitalismo-nid21012025/

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