El TC2000 coronó a Leonel Pernía y el TC perfila a Mariano Werner para el trono, pero detrás asoma un conflicto de intereses
La bandera argentina regresó a la Fórmula 1 con Franco Colapinto y las actuaciones del pilarense, de 21 años, reverdecieron esa relación adormilada que el fanático del automovilismo nacional t...
La bandera argentina regresó a la Fórmula 1 con Franco Colapinto y las actuaciones del pilarense, de 21 años, reverdecieron esa relación adormilada que el fanático del automovilismo nacional tenía con el Gran Circo. La última fecha del calendario, en Brasil, una semana atrás, desató una invasión de alrededor de 20 mil hinchas en el circuito de Interlagos, en San Pablo, para acompañar al joven que rompió con el estigma de 23 años de ausencia de un piloto criollo en la máxima categoría del deporte motor.
Con el empuje del bonaerense, seleccionado por Williams para reemplazar a Logan Sargeant en las últimas nueve fechas de la temporada, se recuperaron otras ilusiones: el retorno de la F.1 a la Argentina. Un deseo que se multiplicó en otras oportunidades, con otros gobiernos nacionales, y que la actual presidencia replica con la gestión del secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli.
Pero el magnetismo de Colapinto, que sorprendió con su atracción en autódromos y redes sociales al paddock, y las negociaciones que pudieran iniciarse con la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y Liberty Media, la empresa que comercializa los derechos de la F.1, necesitan de un ordenamiento del automovilismo nacional, actualmente en estado de confrontación entre la Comisión Deportiva Automovilística del Automóvil Club Argentino y la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC).
Un modelo de la disputa y la batalla por el poder se observó el fin de semana con la superposición de fechas, un desorden que las dos principales categorías evitaron en los últimos años: el TC2000 consagró campeón a Leonel Pernía en Termas de Río Hondo y el TC perfiló a Mariano Werner para revalidar la corona, tras el triunfo del paranaense en Toay (La Pampa).
La energía que Colapinto pueda inyectarle al automovilismo argentino precisa que quienes conducen en el país el ACA y la ACTC tomen este inimaginable viento de cola para fortalecer y provocar un crecimiento del deporte motor nacional. La FIA expuso en una carta con la firma de Fabiana Ecclestone –esposa de Bernie y vicepresidenta del máximo organismo del automovilismo internacional en Sudamérica- la urgencia para descubrir una solución.
En la misiva, con fecha del 17 de octubre, la dirigente desliza que la irrupción del pilarense “puede brindar una oportunidad como en el pasado para albergar nuevamente un evento de Fórmula 1 (…) pero también es mi deber destacar que Argentina, al igual que otros países miembros de la FIA, necesita organizar los eventos deportivos de acuerdo con el Código Deportivo Internacional (ISC, por sus siglas en inglés). Dada la situación institucional entre la CDA del ACA y la ACTC, sería de interés de la FIA resolver las diferencias y que todo el automovilismo argentino se organice en cumplimiento del ISC y juntos, con nuestra colaboración, proyectar la actividad a nivel internacional sobre una base sólida de calidad deportiva e institucional local. Como saben pueden contar con todo nuestro apoyo”, expuso Ecclestone en la comunicación dirigida al licenciado César Carman (h.), presidente del ACA.
Una semana después de la carta, las autoridades del ACA y de la ACTC, con el presidente Hugo Mazzacane a la cabeza, se reunieron en la sede de la calle de avenida Del Libertador 1850, aunque se trató de apenas de una charla informal de la que también participaron otros integrantes de la comisión directiva de cada entidad.
Los dos entes fiscalizadores del deporte motor argentino están enfrentados desde hace tiempo y la figura de Daniel Herrero, expresidente de Toyota Argentina, es el puente que intenta reconstruir la relación que asomó a mejorar bajo la conducción de Jorge Rosales –extitular del ACA-, pero que volvió a ser conflictiva después de algunas declaraciones que ensayó Carman, que en una entrevista con Motor1 disparó: “La ACTC es un negocio. Nuestro club no es un negocio. Hay que reconocer que el negocio de la ACTC lo manejan bien. Es un negocio rentable y fantástico, pero me parece que el problema está ahí: en la avidez de hacer crecer el negocio avanzaron sobre otras categorías y ahí es donde se mezcla la parte de fiscalización, que ya venía siendo cuestionada por los pilotos”.
🏁 En el Cabalén presentamos el Turismo Carretera 2000, vamos a Toay para seguir girando 💪
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El TC2000, bajo la fiscalización de la CDA del ACA, y el TC increíblemente fijaron una misma fecha para sus campeonatos en distintos escenarios. Un trastorno para mecánicos que trabajan en las dos categorías y que debieron elegir como tuvieron que hacerlo antes del inicio del calendario un par de pilotos de renombre: Matías Rossi y Pernía optaron por el TC2000 ante observaciones que se les hizo desde la ACTC; Julián Santero y Facundo Ardusso se volcaron al TC, por citar a cuatro pilotos de jerarquía.
La ACTC presentó en la anterior fecha, en San Luis, una nueva categoría: el Turismo Carretera 2000. Junto a Mazzacane y el gerente general de la ACTC, Fernando Miori, estuvieron propietarios de equipos del TC2000 como Alejandro Reggi, Marcelo Ambrogio, Javier Ciabatari, Roberto Valle, Juan José Monteagudo…
Con dos fechas de antelación, Pernía (Renault Fluence) ganó la carrera principal en Termas de Río Hondo y se consagró por cuarta vez monarca del TC2000. A falta del gran premio coronación, en Toay, Werner (Ford Mustang) obtuvo su tercera victoria del año, la segunda consecutiva, y abrió una brecha de 12,5 puntos sobre Julián Santero (Ford Mustang) en la Copa de Oro del TC. La FIA mirará desde lejos sin entender.