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El sorprendente desierto negro con la mayor concentración de volcanes de Sudamérica

Malargüe tiene una superficie un poco mayor que la provincia de Tucumán, y una de las cosas que la distingue es la práctica ancestral de la trashumancia, que ya hacían los pehuenches, y que pro...

Malargüe tiene una superficie un poco mayor que la provincia de Tucumán, y una de las cosas que la distingue es la práctica ancestral de la trashumancia, que ya hacían los pehuenches, y que promueve el movimiento constante de los animales a las zonas de buena pastura. Malargüe es conocida por tener el chivito más sabroso del país; figura en el récord Guinness por haber hecho 1.021 chivos asados a la estaca de una sola vez. Los trashumantes, o puesteros, año tras año suben a lo alto de la montaña y hacen la veranada allí, mientras sus animales se alimentan. Cuando están por llegar las bajas temperaturas descienden a la ladera, donde el pasto está renovado y es mejor. Los puestos para hacer la veranada son fijos y se usan de generación en generación. Otra marca identitaria de Malargüe es el uso que los habitantes le dan a la radio AM, donde se pueden escuchar mensajes tan entrañables como misteriosos: “La familia Parra le avisa a don Eduardo Baigorria que, por favor, a las nueve de la mañana, se acerque a la tranquera del campo por lo convenido”; “por favor, si alguien ve a la yegua Patas Blancas, me la guarde porque paso la semana que viene”.

En Malargüe está la Reserva Provincial La Payunia, un cordón con más de 800 conos volcánicos, el paraíso de cualquier vulcanólogo. Somos varios los que vamos en la combi, por la RN 40 al sur, camino a Las Pampas Negras, como también llaman a La Payunia. Se ven barreras de álamos criollos que funcionan como reparo del viento zonda, muy comunes en la zona cuyana. Cuando el viento choca con los árboles, se eleva y, de esa forma, se evita que arruine los cultivos de la superficie. “Esperemos que no haya mucho viento”, dice José Pujol, nuestro guía. El zonda es una presencia constante, “el viento de los locos”, que cambia el ánimo de las personas y, ya se ha visto, ¡tiene el poder de suspender excursiones! Bajamos en la seccional de guardaparques La Amarga, donde tomamos un buen desayuno y seguimos. A la derecha, la Cordillera de los Andes; a la izquierda, la Depresión de los Huarpes, donde se encuentra la laguna Llancanelo.

En La Payunia se da la mayor concentración de volcanes de Sudamérica, entre los que se encuentran el Morado, el Payún Matrú, el Payún Liso, el Santa María, el Patahuilloso, Los Loros, el importante Carapacho y el fascinante Malacara, al que iremos en unos días. Los guías hablan de 200 millones de años, aunque hay algunos más jóvenes, ¡de apenas 65 millones! También se refieren al choque de placas continentales, erupciones, oscilaciones, hundimientos, estratos y superficies, acumulación de sales, fósiles marinos. Sé que lo que escucho es fascinante, pero me cuesta dimensionar el tiempo en que todo ocurrió. En cambio, nada me deslumbra más que escuchar la historia de cuando erupcionó el volcán Descabezado, en 1932, y creyeron que había llegado el fin del mundo. Eran las tres de la tarde de un día de invierno y se oyó un ruido estruendoso, el cielo se hizo noche y empezó a caer ceniza como nieve gris, que cubrió animales y plantaciones. Había olor a azufre, creían que el infierno había copado el planeta. Fueron tres días de plena noche. Al principio rezaban, después se entregaron. Dicen que la ceniza –no hay registro de esto– llegó hasta Australia y Sudáfrica, y que en Buenos Aires –de esto sí hay registro– las mujeres la juntaban y usaban como puloil para limpiar.

También dicen que La Payunia se parece a otro planeta. Es cierto. Podría imaginar otro planeta así. Un paisaje algo desolado, desértico, negro y algo amarillo. Volcánico. El descanso después de una larga jornada es en Eco Malargüe, el hospedaje que tiene Johnny Albino, a seis kilómetros de Malargüe. Construido de forma sustentable, con el sistema de quincha (que combina cañas, madera y adobe), las ventanas fueron realizadas con vidrio recuperado de parabrisas y botellas. Los tonos tierra de los muros hacen del entorno un ámbito agradable. Por la mañana, se sirve un desayuno con pan hecho en horno de barro y mermelada casera elaborada por las chicas que el día anterior, cuando llegué, estaban secando hojas de orégano.

Un alto en Valle Hermoso

A las 12 en punto pasan por ahí Ricardo Solís y Lautaro Castañeda, los dos espléndidos guías de la agencia Diamante Viajes. Ricardo, un sanmartiniano apasionado de la historia; Lautaro, amante de los ríos y sus rápidos. Con ellos voy a Valle Hermoso, un sitio que le hace honor al nombre. Abarca 100.000 hectáreas, donde se encuentra el complejo Eco Lodge, nueve domos frente a la laguna del valle y rodeados de cordillera. El camino que llega hasta ahí se inauguró en 1950 y fue trazado con el propósito de hacer un trasvase del río Grande al río Atuel. En 1955, cuando Juan Domingo Perón fue derrocado, el proyecto quedó inconcluso y, desde entonces, el río sigue –literalmente– su curso hacia el Atlántico, aunque el tema volvió a instalarse en la agenda política en los últimos años. Pasamos por Las Leñas, desértico en temporada baja. Avanzamos hasta un mirador desde el cual se tiene una vista panorámica completa: el cerro Centinela, el complejo de domos, el valle con ríos y termas. Ricardo cuenta que un 16 de enero de 1817, por Valle Hermoso, pasó el comandante Ramón Freire con 100 hombres, enviado por San Martín, para hacer el cruce de los Andes. Cuando llegamos al valle, todo lo que habíamos visto desde arriba cobra otra dimensión: los domos color ámbar se mimetizan con el paisaje, hay vacas pastando a la vera de la laguna, la montaña ahí nomás, una bandera argentina flameando suspendida entre la cordillera y el cielo. Por la noche, enciendo la salamandra de mi domo y el lugar se calienta enseguida. Las lámparas que cuelgan del techo, y sirven de veladores, tienen rombos y triángulos, que dialogan con los hexágonos de la estructura. Todo me gusta, quiero permanecer despierta un rato en este ambiente de cuento. Busco mi libro, intento leer dos oraciones y no lo consigo, quedo automáticamente dormida.

Al día siguiente, después del desayuno, nos subimos a las 4x4. Lautaro observa un momento el río, lo estudia, lo vadea con destreza. Cruzamos el Tordillo y el Cobre, los dos afluentes que desembocan en el río Grande. Vamos a las termas que alcanzan 25 y 45 grados de temperatura. Lautaro dice que una buena combinación es sumergirse en el agua caliente y después, sin pensarlo, meterse en el río. Mi primera reacción es sonreír incrédula. Al instante, tengo una mezcla entre vértigo y euforia, sé que lo voy a hacer, pero necesito valor. Bañarse en el agua helada de un río cordillerano es para valientes. Entro a una de las termas, mi piel se tiñe de rojo por el cobre y el hierro en suspensión que trae el curso de agua. Un grupo de venezolanos se acerca a caballo, son bulliciosos, hablan mucho y se ríen. Cuentan que son médicos y que aman vivir en Argentina. La conversación me da tiempo para juntar coraje. Los saludo, me envuelvo en una toalla y voy directo al río. Cuando llego a las piedras, miro el agua cristalina, tan rica para tomar, tan fría para zambullirse. Doy uno, dos, tres pasos haciendo equilibrio, me meto y sumerjo la cabeza. ¡Guau! Está helada, pero es delicioso hacerlo. Acabo de tener una sesión de spa en la Cordillera de los Andes. Gracias, Lautaro, por haberlo sugerido.

El regreso a Malargüe tiene un alto impresionante, el Pozo de las Ánimas, dos depresiones cónicas y circulares, dos dolinas que corresponden a una topografía kárstica a las que nadie puede descender. Está prohibido pasar. Un cartel lo anuncia muy claro. “Acantilado y aguas profundas. Peligro de muerte”. Y, al lado, las grandiosas ollas de agua verde aturquesada. Ricardo Solís me despide en el hotel Terra Patagonia. A la mañana siguiente partiremos al Malacara, el volcán que se llama igual que los caballos malacara por la mancha que tiene en su ladera. Cuando ingreso al hotel, me gusta ver la decoración despojada y de amplias dimensiones, bien a tono con Cuyo y la Patagonia que le da nombre. Una de las chicas de la recepción me invita a la terraza para ver la panorámica de la ciudad. Un muchacho me acompaña a la cómoda habitación que tiene un sector de cocina en donde me preparo un té.

El volcán con estirpe

El Malacara forma parte de La Payunia y su particularidad sucedió durante el proceso eruptivo, cuando la lava entró en contacto con el agua y provocó una erupción que lanzó cantidades demenciales de lapilli (fragmentos piroclásticos), material de color negro. Por ese contacto que la lava hace con el agua, la erupción es mucho más violenta que en cualquier otro volcán, y se lo considera freatomagmático o hidromagmático. Con Daniel Díaz, guía de turismo y anfitrión por naturaleza –así se presenta él–, caminamos por las cárcavas que tienen más de 450.000 años. Me cuenta que Corina Risso, una vulcanóloga doctora en Geología, se fascinó con el Malacara y lo visitó año tras año, hasta que se jubiló. Llevaba un equipo de estudio para hacer relevamientos, conocer la naturaleza eruptiva y el riesgo que podía tener la región. De estas cuevas y caminos negros, trazados por curvas y ondulaciones majestuosas, nos vamos a la localidad de Bardas Blancas.

Sobre la vieja ruta 40, se encuentra el paraje Llano Blanco con uno de sus principales atractivos, el bosque petrificado. Hacemos una caminata hasta las araucarias que datan de entre 80 y 120 millones de años, y que están acostadas como árboles caídos. Regresamos por la vieja ruta, hasta un antiguo auto abandonado y hacemos el ingreso por la parte de atrás de la estancia La Urrutiana. Allí nos encontramos con Héctor Safronchik, un diseñador industrial que vivía en el barrio de Saavedra, en Buenos Aires, se mudó a Mendoza y se convirtió en un apasionado de Malargüe y de su historia. Héctor es el diseñador detrás del concepto del Geoparque Llano Blanco. Mientras tomamos un almuerzo de bienvenida, nos habla del trabajo que están haciendo para que el lugar, justamente por sus características geológicas, paleontológicas, arqueológicas y culturales, sea declarado Geoparque por la Unesco.

Risco Plateado es el otro hotel que visitaré de Malargüe antes de regresar a San Rafael para vivir las últimas aventuras del viaje. Mi habitación tiene vista al parque, hay ovejas pastando, patos y una bellísima laguna. Tomo una cena liviana en el gran salón de la planta baja, también con vista a los jardines. Me gusta la buena atención, que me llamen por mi nombre: “Hola, Guadalupe, ¿qué vas a cenar?”. ¡Qué lindo es eso!

Datos útilesDónde dormirTerra Patagonia Hotel. Nuevo y novedoso en Malargüe, este amplio y gran hotel, de Leticia Elcida Cammi y Daniel Roberto Sauma, abrió el 26 de junio de 2022. Tiene 1050 m2 cubiertos y 1100 m2 al aire libre, 22 habitaciones, jardín y piscina en un precioso deck. Desde la terraza, gran vista panorámica al pueblo y la Cordillera de los Andes. La atención es excelente. Habitación doble estándar desde $61.000, incluye desayuno. Avenida San Martín 43. T: (260) 4801469. IG: @terrapatagoniahotelValle Hermoso Eco Lodge. Abrió a finales de 2020. El complejo abarca más de 60 hectáreas, donde se concentra un área de servicios de 3 ha. Son 4 domos en suite con balcón a la laguna y 5 estándares, ubicados sobre una vega natural de cordillera, a orillas de la laguna. Cuenta con espacio para acampar. Desde $20.000 por persona en base doble. RP 222 Km 70. T: (260) 405-1884. IG: @vallehermosoecolodgeHotel Risco Plateado. Abrió en febrero de 2009, sus dueños son Silvana Santisteban y Mauricio Flores Ruminot. Edificio principal con nueve habitaciones y restaurante con amplia carta, abierto todos los días. En el jardín hay tres cabañas para alojarse y una laguna. Desde $35.000 la doble estándar con desayuno. Paso El Planchón 815. T: (260) 434-6554. IG: @hotel_risco_plateadoEco Malargüe, posada & hotel. Johnny Albino y Gabriela Díaz lo inauguraron en el año 2003. Tiene 12 habitaciones en entorno de aire y naturaleza. Gran parte de la construcción es sustentable. Hay huerta, invernadero y granja. Incluye desayuno. Desde $45.000 la doble. Las Golondrinas 5185, Colonia Pehuenche 1. T: (260) 423-2312. IG: @ecomalargueDónde comerCriadero de truchas Cuyam-Co. El nombre significa “agua de las pequeñas piedras” y se refiere al manantial que alimenta al criadero desde su creación, hace 36 años. A 12 km al sur oeste de Malargüe, César Gatica está al frente de este emprendimiento que cuenta con camping, coto de pesca y restaurante. Allí se sirve un menú degustación (entrada, plato y postre): paté de trucha, trucha ahumada, tortillita de papa a la suiza, empanadas, y, como principal, una trucha al limón (capturada en el momento), acompañada con papas y aceite de oliva. El mismo César, que es técnico y chef se encarga de la cocina y explica cómo desespinar las truchas, las mejores de la región. Sólo con reserva. Todos los días, de 13 a 14.30. T: (2604) 40-1456 o (2604) 66-1917 IG: @cuyamco_truchaParrilla de la Finca. José Gabriel Ferrero tuvo la excelente idea de abrir, en 2022, una parrilla especializada en chivito, en la ciudad que se caracteriza por servirlo maravillosamente. Parrillada (de chivito, claro) y elaboración propia de fiambres garantizan la buena cena. Todos los días de 21 a 01, viernes, sábado y domingo, de 12.15 a 16. Matadero 3000. T: (260) 450-0166.La Faustina Restó. El restaurante más conocido de la ciudad, con ambiente agradable y porciones abundantes, para compartir. Destaca la empanada de chivito. De lunes a lunes, de 20 a 23:30, viernes, sábado y domingo, de 12:30 a 15 hs. Manuel Rubial Este 592. T: (260) 456-4818. IG: @lafaustinarestoPaseos y excursionesDiamante Viajes. Cañón del Atuel ($24.000), Dunas El Nihuil, Los Reyunos, Las Leñas, Termas El Sosneado, Salinas del Diamante, Termas de Cacheuta, Volcán Malacara ($30.000 desde Malargüe, más ingreso y servicio de guía aparte), Laberintos de Carmona y Valle Hermoso son algunas de las excursiones que realiza la agencia. Tienen sede en General Alvear, Mendoza capital y Malargüe. Atienden alpúblico de 8 a 13 y de 16:30 a 21. Av. Hipólito Yrigoyen 824. T: (260) 440-6844 o (260) 405-1884. IG: @diamanteviajesokChoique Turismo Alternativo. Experiencia “La Payunia”. Paseo por Pampas Negras, Campo de Bombas piroclásticas, Volcán El Morado, Museo de cera, entre otros lugares. Circuito total de 400 kilómetros. Incluye desayuno, almuerzo y merienda con sopaipillas (tortas fritas) en la casa de una familia local. Tiempo de excursión, 12 horas. $77.000. También Caverna de las Brujas, $33.000, Termas El Sosneado, $79.000. San Martín 82. T: (260) 448-3604. IG: @choiqueturismoAires de Libertad. Es la agencia que organiza los turnos para visitar el volcán Malacara, a 42 km al sureste de la ciudad, camino a la Laguna Llancanelo. En temporada baja, los turnos son los días: lunes, martes, jueves y sábados a las 11 hs. La entrada cuesta $7500 para mayores, $5800 para menores y jubilados. El servicio de guía está a $3700, $2900 y $3700, respectivamente. Esta excursión puede combinarse con la Caverna de las Brujas. Av. San Martín 129. T: (260) 447-1416. +54 9 260 465-0780.Geoparque Llano Blanco. Mariano Robledo es el propietario del Geoparque Llano Blanco Malargüe, un lugar que abrió al público en 2019. Senderos de trekking cortos y largos, sin mayor dificultad. Se visita la estancia La Urrutiana de 1832, se cuenta la historia de la antigua ruta 40, y se recorren miradores con formaciones geológicas. Hay un refugio de montaña con 16 camas y el restaurante “Mítica 40″, que ofrece chivito, empanadas y sándwiches de jamón crudo. Todos los días, de 9 a 22. Para el restaurante, reservar con anterioridad. $5.000. RN 40 Km 2874. T: (260) 462-6527. IG: @geoparquemalargueTurcará Parque de Aventuras. En la cuesta del Chihuido, a 35 km de Malargüe, un parque aéreo donde se realizan actividades de canopy: Puente Tibetano (que une dos bardas a 20 mtrs de altura); vía ferrata; Caverna de Turcará, Puente Comando, y para los más valientes, el Puente del Abismo (opcional). El parque tiene las tirolesas más altas del sur de Mendoza, también hay circuitos autoguiados por senderos. $15.000 (incluye acceso a los Senderos de Turcará y uso de las parrillas del camping). Solo tirolesas: $10.000 (no incluye acceso a los Senderos de Turcará). A quienes solo quieran permanecer en el predio sin hacer el circuito de aventura ni la caminata, no se les cobra entrada. De 9:30 a 19:30 hs. T: (0260) 453-5908. IG: @turcara.aventurasObservatorio Pierre Auger. Las obras se iniciaron en 1999 como una iniciativa conjunta de 18 países. Desde hace más de 20 años, el sitio se dedica a estudiar los rayos cósmicos de alta energía con la finalidad de detectar partículas subatómicas que provienen del espacio exterior, cuyo origen es aún motivo de debate. Estar ahí es algo surrealista e increíble, y el observatorio es solo la punta del iceberg. Debido a la poca contaminación lumínica y atmosférica y por las características del terreno plano, en Malargüe se instalaron 1660 detectores de partículas distribuidos en una superficie de 3.000 kilómetros (incluye zonas de San Rafael). El lugar es único en el mundo, por la cantidad de métodos de detección de las partículas. Un precioso paseo. Todos los días de 10 a 13 y de 15 a 18 hs. Av. San Martín 304. T: (260) 447-1556. IG: @observatoriopierreauger

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/el-sorprendente-desierto-negro-con-la-mayor-concentracion-de-volcanes-de-sudamerica-nid04062024/

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