El primer día de mi vida: una historia edificante de dolor y resiliencia con un gran trabajo de Toni Servillo
El primer día de mi vida (Il primo giorno della mia vita, Italia/2023). Dirección: Paolo Genovese. Guion: Paolo Genovese, Isabella Ahuilar, Paolo Costella. Fotografía: Fabrizio Lucci. Edición: ...
El primer día de mi vida (Il primo giorno della mia vita, Italia/2023). Dirección: Paolo Genovese. Guion: Paolo Genovese, Isabella Ahuilar, Paolo Costella. Fotografía: Fabrizio Lucci. Edición: Consuelo Catucci. Elenco: Toni Servillo, Valerio Mastandrea, Margherita Buy, Sara Serraiocco, Gabriele Cristini. Duración: 121 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años. Nuestra opinión: buena.
“Hago películas porque pienso en el efecto que tendrá en la gente lo que les pasa a mis personajes”, le dijo Paolo Genovese a LA NACIÓN el año pasado, cuando estuvo en Buenos Aires para presentar en la tradicional Semana del Cine Italiano El primer día de mi vida, su última película hasta la fecha, que ahora se estrena en salas comerciales de Argentina.
Y lo que le pasa a los personajes de este nuevo largometraje del cineasta romano no es liviano. El título de la película, basada en una novela del propio Genovese ambientada en Nueva York, remite a las segundas oportunidades para gente que considera que su vida ya no tiene sentido.
Se iba a rodar en Manhattan pero la pandemia obligó a repensar el plan y se terminó filmando en Roma, una ciudad cuyo encanto innegable Genovese sabe cómo hacer relucir, incluso cuando los escenarios son a primera vista tan desangelados como los de la zona cercana a la estación de trenes de Termini.
El mensaje explícito de esta historia protagonizada por una especie de ángel protector interpretado por un actor extraordinario (Toni Servillo, el mismo de La gran belleza) es que lo mejor es no bajar los brazos, ni siquiera en los momentos más oscuros de la existencia, y que siempre es posible empezar de nuevo.
El cálido personaje de Servillo se mueve como un coach terapéutico de un grupo variopinto de pesimistas que coquetean con el suicidio: una oficial de la policía italiana, una exgimnasta en silla de ruedas después de accidente, un chico con sobrepeso y un ambiguo gurú motivacional, quien justamente será el que menos lo escucha.
El modelo más evidente de este nuevo film de Genovese es un clásico de Hollywood, ¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra, inspirado a su vez en una novela de Charles Dickens y apoyado también en la idea de que la vida de cada persona tiene un valor inherente y un impacto significativo en las de los demás.
Genovese también ha declarado que pensó a El primer día de mi vida como un buen antídoto en una época donde los haters parecen estar de moda en todo el mundo, particularmente en el barro de las redes sociales. Si en la exitosa Perfectos desconocidos (2016), un boom internacional que tuvo remakes en España, México, Francia y Corea del Sur, el gran tema eran las secretos inconfesables de sus protagonistas, esta vez lo que importa es la resiliencia, esa noción que emergió con mucha fuerza después del prolongado drama de la pandemia.
Aun acercándose por momentos al discurso voluntarista de la autoayuda, esta película -que fue un gran éxito de taquilla en Italia- tiene más de un pasaje que emociona genuinamente, sobre todo porque todos los integrantes del elenco principal, con Servillo a la cabeza, encarnan con mucha convicción los roles que les tocan. En tiempos de violencia encapsulada en diferentes envases y cinismo permanente, Genovese apuesta por una concepción de la vida alejada del escepticismo que a primera vista puede lucir algo inocente pero hoy tiene un valor especial.