El Papa canceló audiencias por un “leve estado gripal” y por prudencia en vista del viaje de los próximos días
ROMA.- El papa Francisco, de 87 años, suspendió este lunes las audiencias “debido a un leve estado gripal”, comunicó esta mañana el Vaticano, que destacó que lo hizo “por prudencia”, e...
ROMA.- El papa Francisco, de 87 años, suspendió este lunes las audiencias “debido a un leve estado gripal”, comunicó esta mañana el Vaticano, que destacó que lo hizo “por prudencia”, en vista del viaje que tiene programado este jueves a Bélgica y Luxemburgo.
La cancelación de las audiencias y el reposo obligado no sorprendieron después de la agenda sobrecargada de los últimos días, en los que nunca se tomó un descanso después de la maratón al sudeste asiático y Oceanía -4 países en 12 días, con diversos husos horarios y temperaturas tropicales-, y teniendo en cuenta que este jueves volverá a subirse a un avión para viajar a Luxemburgo y Bélgica (26 al 29 de septiembre), su último viaje del año.
Más allá de su problema en la rodilla derecha por la que comenzó a utilizar silla de ruedas en mayo de 2022, en los últimos tiempos la salud de Jorge Bergoglio causó bastante preocupación porque debió ser internado varias veces en el hospital Gemelli de esta capital. La última vez fue en marzo pasado, por una bronquitis infecciosa, justo en los días previos a la Semana Santa, y en otras ocasiones, por dos operaciones de colon.
La semana pasada su agenda se vio sobrecargada para una persona de su edad, sobre todo después del más que exigente viaje a los “confines del mundo” -Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur-, e incluyó, al margen de altos prelados, presidentes y grupos de peregrinos, a muchos argentinos.
El lunes de la semana pasada por la mañana recibió, en una reunión protocolar, a una delegación de la CGT, y por la tarde, en su residencia de Santa Marta, a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. El viernes pasado, por otro lado, participó de un evento por el aniversario del primer encuentro de movimientos sociales en el Vaticano organizado por el activista Juan Grabois, en el que sorprendió con un discurso con fuertes críticas al gobierno de Javier Milei.
El Pontífice, que cumplirá el próximo 17 de diciembre 88 años, a fin del año pasado debido a una bronquitis debió suspender un viaje a Dubai, Emiratos Árabes Unidos, para participar de la cumbre de Naciones Unidas para el cambio climático. Fue una de las pocas veces que siguió el consejo de sus médicos de detenerse un poco.
Lo cierto es que, pese a la preocupación que había despertado en el Vaticano su última gira por el sudeste asiático y Oceanía, la más larga de su pontificado y exigente, el Papa sorprendió a todos al mostrar una gran resistencia. Es más, según todos los observadores, pareció re-energizarse no sólo con el contacto con los fieles, sino también, al cumplir ese sueño de juventud de ir de misionero a Oriente.
“Agradezco al Señor, que me concedió hacer como viejo Papa lo que hubiera querido hacer como joven jesuita, porque yo quería ir de misionero allí”, admitió Francisco en la audiencia general del miércoles pasado, cuando hizo un resumen de su maratón a países periféricos del mundo, en la que apareció siempre lleno de entusiasmo y contento, pese al esfuerzo, el clima imposible -calor y humedad bochornosos- y sus achaques.
El exarzobispo de Buenos Aires ayer, en su tradicional aparición dominical para el Ángelus, al mediodía local, había aparecido en relativa buena forma.
Sergio Alfieri, el cirujano que lo operó las dos veces del intestino, especialista jefe del Gemelli, siempre destacó el temple de su paciente ilustre, sobre todo teniendo en cuenta su edad. “El Santo Padre tiene 86 años en su documento de identidad, pero es un hombre que tiene la cabeza de una persona de 60 años”, comentó hace unos años.
Es lógico que sus médicos, debido a “un leve estado gripal”, le hayan pedido detenerse y hacer reposo en vista de su viaje a Luxemburgo y Bélgica, que, si bien es corto y “cerca”, comparado con su periplo de principios de mes, será igualmente exigente. Allí, como siempre tendrá una agenda intensa: llegará el jueves a Luxemburgo, donde se reunirá con el Granduque, el premier y otros políticos y visitará la comunidad católica en la catedral. Esa misma noche volará a Bruselas, donde el viernes se reunirá con el rey de Bélgica en el castillo de Laeken y luego con autoridades y docentes de la famosa universidad católica de Louvain, que cumple 600 años. El sábado verá al clero local en la Basílica del Sagrado Corazón de Koejelberg, luego se reunirá con estudiantes universitarios, con jesuitas y el domingo a la mañana, antes de emprender el regreso, presidirá una misa en el estadio “Rey Balduino” de Bruselas.