Flojos de memoria. Así andamos. Un informe de la empresa Uber reveló cuáles son los objetos que mayoritariamente sus pasajeros dejan olvidados en el interior de los autos. Mochilas, carteras, ropa, billeteras y paraguas encabezan el ranking. Siguen los celulares, las llaves, dinero en efectivo, anteojos y termos.

El relevamiento de la empresa corresponde a 2023. Si se hubiera realizado en lo que va del año, el resultado sería muy distinto. Con el frío que está haciendo es improbable que alguien lleve el abrigo en la mano. Olvidarse del efectivo es ya imposible, igual que de la billetera. No hay con qué llenarla. No hay plata, como diría el presidente-trovador.

Es curioso, pero frente al acto de Milei del miércoles pasado buena parte de la dirigencia política pareció atacada por una amnesia profunda. Tanto que, de haberse materializado en objetos, no hubiera alcanzado la flota de Uber para albergarlos a todos.

Desde que se confirmó que Milei iba a cantar –bueno, eso fue lo que anunciaron– en la presentación de su libro en el Luna Park, salieron a cruzarlo por izquierda y por derecha como si nunca un presidente o vicepresidente hubieran aporreado un instrumento, bailado o torturado con sus imitaciones.

En el Uber del país, muchos parecieron olvidar las presentaciones de Amado Boudou rasgueando la guitarra con Mancha de Rolando en los actos kirchneristas, y a solas bajo el cielo estrellado de algún médano. El pobre Dylan se cansó de compartir videos con el profe Alberto cantando canciones de Litto Nebbia en el amplio living de Puerto Madero, ensayos que su amo convirtió más tarde en un show proselitista en Florencio Varela. Aún insatisfecho, aprovechó una gira presidencial por los Estados Unidos para probar guitarras de David Bowie.

Olvidan también que Cristina tocó unos tambores y danzó junto al grupo de teatro El Choque Urbano, en la Plaza de Mayo, mientras en Tucumán ocurría un violento levantamiento policial que terminó con varios muertos y heridos.

En el Uber argento parece haber quedado olvidada la imagen de Mauricio Macri bailando en el balcón de la Rosada con la gracia de un maniquí o encarnando a un Freddie Mercury de cotillón.

Lo de Milei “es una payasada, un tiro en el pie en un país con más del 50% de pobreza”, opinó el actor Pablo Echarri olvidando quizá que Alberto Fernández lo dejó con 40,1% de pobres y 9,3% de indigentes.

Estamos a tiempo de recobrar la memoria para que, si Dios nos ayuda, evitemos caer más bajo, al nivel de los objetos más curiosos olvidados en los Uber: dientes postizos, un tensiómetro, tapas para empanadas y un corpiño.