En un amplio estudio llevado a cabo en el Reino Unido y publicado en la revista Scientific Reports, un grupo de investigadores analizó a más de 584 mil perros para determinar los factores que influyen en la longevidad canina. Los resultados revelaron que la longitud del hocico, junto con el tamaño del cuerpo y el sexo del animal, juegan un papel crucial en la esperanza de vida.

El estudio, liderado por Kirsten McMillan de Dogs Trust, la mayor organización benéfica para perros del Reino Unido, examinó datos de 155 razas y mezclas. Los hallazgos mostraron que, mientras razas como el Labrador Retriever y el Border Collie tienen una esperanza de vida promedio de más de 13 años, los perros braquicéfalos, o de cara plana, como los grandes mastines y bulldogs ingleses, tienden a vivir menos, con esperanzas de vida que no superan los 10 años.

La investigación también destaca una preocupante situación para razas populares como los Bulldog franceses, conocidos por sus orejas de murciélago y su rostro achatado. Estos perros están predispuestos a una serie de problemas de salud, como dificultades respiratorias, infecciones de la piel y problemas oculares debido a la forma de su cara.

La gravedad de la situación llevó al Brachycephalic Working Group, un consorcio británico que incluye organizaciones veterinarias y de criadores, a declarar una “crisis de salud y bienestar” para las razas de cara plana. Este problema no se limita solo al Reino Unido, ya que es probable que los resultados sean similares en otros países, especialmente en los Estados Unidos, donde estos animales también son muy populares.

Otro hallazgo interesante del estudio es que, contra la creencia popular, los perros de raza pura tienden a vivir unos ocho meses más que los mestizos. Este resultado desafía la noción de que estos últimos suelen ser más sanos y robustos. La investigación clasificó a estos animales en dos categorías: de raza pura y mestizos, pero no distinguió entre callejeros genéticamente diversos y los llamados de “diseños” intencionales, como cockapoos y labradoodles.

McMillan enfatiza que el estudio abre importantes preguntas sobre las prácticas de cría y el bienestar animal. “Espero que sea un catalizador para que formuladores de políticas públicas, veterinarios y dueños de mascotas reflexionen sobre las implicaciones de nuestras elecciones en la cría de perros. Nuestro objetivo final es avanzar hacia una población canina mucho más saludable”, afirmó la investigadora.

Otra dimensión fundamental del estudio fue sobre la esperanza de vida de los perros, que puede variar considerablemente según su tamaño y raza. Generalmente, los pequeños tienden a vivir más tiempo que los de tamaño grande o gigante. Por ejemplo, razas pequeñas como el Chihuahua o el Chih tzu suelen tener una expectativa de vida que oscila entre los 17 y 20 años, y no es raro que algunos ejemplares superen estos límites.

En el caso de los de tamaño mediano, como el Shar pei, el Chow chow y el Pastor australiano, la longevidad promedio se sitúa en un rango de 13 a 15 años. Mientras tanto, las razas grandes, entre los que se incluyen el Rottweiler y el Golden retriever, generalmente tienen una esperanza de vida de entre 10 y 13 años. Por otro lado, los perros de razas gigantes, como el terranova o el San Bernardo, presentan una longevidad más breve, con una expectativa que va de 8 a 11 años.