Crearon un producto que reemplaza el papel higiénico y ahora facturan millones de dólares
En 2015, Sean Riley, Ryan Meegan y Jeff Klimkowski saltaron a la fama tras ganar el programa Shark Tank en los Estados Unidos. El reconocido reality en donde los emprendedores presentan sus proyect...
En 2015, Sean Riley, Ryan Meegan y Jeff Klimkowski saltaron a la fama tras ganar el programa Shark Tank en los Estados Unidos. El reconocido reality en donde los emprendedores presentan sus proyectos a cuatro empresarios con ansias de invertir capital para así apoyarlos en su crecimiento de mercado. Bajo esa premisa, los tres amigos de la infancia llevaron un revolucionario producto, una opción sustentable que reemplazaba el papel higiénico convencional. Esto conquistó al multimillonario Mark Cuban, quien aceptó comprar el 25 por ciento de la compañía con el fin de llevar al estrellato su idea. En la actualidad, su empresa vale una fortuna y ya alcanzaron a controlar el 1 por ciento del mercado estadounidense.
A diario surgen historias de vida inspiradoras sobre empresarios que nacieron desde abajo con una iniciativa aparentemente precaria, pero que gracias a sus movimientos, ligereza y atención en los mercados, llegaron a hacer grandes fortunas. Ahí se ubica el trabajo de los tres residentes de Chicago, quienes en 2011 se lanzaron con una fábrica de bienes de consumo masivo y que 13 años más tarde superaron con creces sus expectativas.
La semana pasada, la imagen del primer fundador de Dude Products, Sean Riley, volvió a estar presente en los medios del país de Norteamérica después de que ofreció una entrevista con la revista Forbes. Desde su oficina y junto con sus otros dos compañeros, recapituló uno de los hechos que cambió para siempre su manera de producir y que llegó a valorar su compañía en 11 millones de dólares.
La historia de cómo desarrollaron un paquete de toallitas húmedas en lugar de papel higiénico, surgió cuando los tres se mudaron a la segunda ciudad del estado de Illinois, con el fin de licenciarse en diferentes estudios. Una vez profesionales, se separaron, pero aún continuaron en contacto, en particular cuando Riley empezó a comprar toallitas de bebé para limpiarse luego de ir al baño. Esta moda se hizo frecuente y conquistó a sus amigos y vecinos.
Eso despertó curiosidad y entusiasmo, por lo que diseñaron los prototipos y luego de varias horas de trabajos extras en múltiples empleos -con el objetivo de recaudar fondos para una primera inversión-, juntaron 30 mil dólares. Con esta suma, enviaron a fabricar los packs de toallitas XL por un costo de 25 mil dólares. A los 5 mil restantes, los derivaron en publicidad, entre ella, regalos para los estudiantes universitarios en medio de sus fiestas de fraternidad.
Su premisa era simple, el papel no alcanzaba a limpiar del todo bien y se requerían otros estándares de higiene. Es por ello que este producto logró en sus inicios ventas por un total de 20.000 dólares para 2013. El negocio de Dude no despegaba como ellos querían; sin embargo, no bajaron los brazos y continuaron con diferentes estrategias de marketing, incluso, aparecer en Amazon, les abrió una puerta importante al mercado hogareño.
Un año más tarde ya habían acumulado 225.000 dólares en ventas. En 2015 firmaron un acuerdo de dos millones de dólares con el supermercado Kroger, para que las toallitas Dude estuvieran presentes en las góndolas de sus 2000 sucursales. Además, en esos meses Mark Cuban compró el 25 por ciento de su firma por un valor de 300.000 dólares luego de que presentaron su producto en Shark Tank. Hasta ahora, fue el único capital inversor que recibieron.
Las ganancias ascendieron de 70 millones en 2022 a 110 millones de dólares en 2023. Se espera que en 2029 este número supere los 500 millones de dólares. Ya tiene presencia en las góndolas de Walmart, Target y próximamente en Sam’s Club y Costco.
Estas toallitas están hechas con fibra vegetal y según anuncian, son desechables y biodegradables, por lo que impulsaron en el Congreso estadounidense el pedido de sanción para la Ley Wippes, en la que obligue a los fabricantes a diferenciar los productos de higiene personal entre los que son amigables con el ambiente y los que no.
En la actualidad, ampliaron su panorama de bienes de consumo masivo con otras opciones, como jabones para las manos. No fabrican nada, sino que envían todo a una empresa tercera que los hace, al igual que su competencia, ellos solo se preocupan por las ventas, la distribución y por establecer un reemplazante del papel higiénico que no sea seco y que desinfecte la zona como se debe.