Copa Libertadores: fue la gran noche de Borja, que llevó a River a la clasificación y al último invento de la FIFA
Fue más la noche de Miguel Borja que de River. Hay veces en que una individualidad se pone por encima de todo, disimula los defectos colectivos. Le pone color a aquello que venía medio desteñido...
Fue más la noche de Miguel Borja que de River. Hay veces en que una individualidad se pone por encima de todo, disimula los defectos colectivos. Le pone color a aquello que venía medio desteñido. El colombiano abrió la victoria sobre Libertad cuando River no encontraba la brújula, cerca del final del primer tiempo. Y sentenció la historia con un golazo, cuando ya quedaba poco del partido. Borja, como principio y final.
Después del chasco en Montevideo contra Nacional, River cumplió con un 2-0 su misión de gran favorito en el grupo. Fue una victoria para asegurarse el primer puesto y darle pelea a los líderes de las otras zonas, ya pensando en definir siempre de local en los play-off que se disputarán después de la Copa América. A River le queda el encuentro de local ante Táchira para sumar otro triunfo y mejorar la diferencia de gol. “Es importante terminar primeros en el grupo para después definir de local, donde nos hacemos muy fuertes”, dijo Claudio Echeverri. Y de yapa, los tres puntos de anoche lo clasificaron al Mundial de Clubes creado por la FIFA para 2025.
Después del llamativo repudio que recibió Martín Demichelis el último sábado, había expectativa por medir la temperatura del Monumental con el director técnico. Causó sorpresa que las formaciones se anunciaran por los altavoces con media hora de antelación, cuando las tribunas estaban cubiertas en un 65 por ciento. En esta ocasión, los aplausos fueron más sonoros que los silbidos, como si lo del otro día hubiera sido una respuesta puntual por la derrota en el superclásico. Y ahora se daba una vuelta de página, con el agregado de que la barra cantó en el momento que se mencionó a Demichelis para tapar los chiflidos, que fueron escasos. Quien los recibió en mayor medida fue Marcelo Herrera, ausente el otro día, anoche suplente, y responsable del segundo gol de Boca.
La goleada a Central Córdoba, más allá de que ofreció una medida relativa por las facilidades que concedió el rival, sirvió para que Agustín Sant’Anna y Milton Casco se ganaran la titularidad. Ambos laterales venían relegados y se metieron en la formación por las flaquezas de Herrera y Enzo Díaz.
River mantuvo el esquema clásico de los últimos partidos, un 4-3-1-2 en rombo, con Claudio Echeverri de enganche. Un primer tiempo con intermitencias tuvo el equipo local. Arranque interesante, con dominio y circulación, para después caer en desprolijidades y una baja de tensión en el despliegue. En el momento de cierta desorientación e imprecisiones, River encontró el gol. Muy oportuno porque faltaban cinco minutos y porque le ayudaba a salir del atasco en el que se había metido.
El centro de Casco tuvo un perfecto control con giro de Borja para definir con un remate. El colombiano mantiene una frecuencia notable con el gol, son pocos los encuentros en que deje de aportar. Suma 17 goles en 2024, para un total de 40 en 81 partidos en River. Un centro-delantero certero para destrabar un desarrollo al que River no terminaba de encontrarle la vuelta.
Lo más destacado de River 2 - Libertad 0
Los volantes no terminaban de influir en la elaboración del juego. Rodrigo Villagra todavía no se anima, no es el futbolista de Talleres, le falta confianza para desplegar sus condiciones. River necesita más de él en un puesto neurálgico. El tiempo de adaptación es tan entendible, pero los plazos de la Copa Libertadores también apuran. Nacho Fernández había tenido un comienzo auspicioso, con esa visión para encontrar al compañero mejor ubicado, pero se fue del partido cuando pasó a protestarle cada jugada al árbitro.
Había chispazos de Echeverri y a Colidio le costaba entrar en sintonía. Poco de Aliendro. River no terminaba de redondear nada convincente y hasta permitía alguna aproximación de Libertad. Pelotas perdidas por River en zonas inconvenientes encendieron algunas alarmas. En el Monumental se pasó a cantar fuerte y exigir una reacción. Aliento y también una llamada de atención.
El gol de Borja fue un alivio, despejó algunos nubarrones, sin aclarar del todo el panorama porque Libertad tenía criterio y se movía bien en bloque. Está claro que no es lo más fuerte que va a encontrar River en la copa, pero tampoco es un adversario menor, endeble. Un remate de Caballero dio toda la sensación de que se metía junto a un poste, pero la pelota salió apenas desviada. El 1-0 de River era merecido, había creado más situaciones de gol, pero tampoco le sobraba nada, especialmente en imagen colectiva, algo desvaída e irregular.
No se sacudió la pereza en el comienzo del segundo tiempo y se vio defendiendo dentro de su área entre apuros y despejes al límite. Pasó a correr serios riesgos. Debió aparecer Armani para taparle el empate al veterano Santa Cruz. River quedaba parado para el contraataque, postura que viene adaptando en los últimos encuentros. Ya no es el equipo que quiere llevar la iniciativa los 90 minutos con un ritmo alto. Esta versión intenta tener más de un registro de juego. Contra Boca y Nacional no le fue bien. La cuestión pasará por el convencimiento para asumir esta readaptación del libreto.
Más replegado, hubo campo abierto para las réplicas de Borja y Colidio, ambos cerca del segundo gol. De todas maneras, el resultado estaba abierto. Demichelis buscó una diferencia mayor al renovar energías en ataque, con los ingresos de Solari y Barco, mientras Colidio pasaba de enganche en lugar del reemplazado Echeverri. Una propuesta algo más ofensiva, con un remate al bulto de Solari que tapó el arquero Morinigo. Fue Borja el que se quedó con el partido y la victoria.