Se hacía llamar Jorge Cano. Así lo conocían sus vecinos y las personas que “trabajaban” para él. La policía bonaerense lo buscaba desde mayo pasado por un doble crimen, en el marco de un ajuste de cuentas del bajo mundo del narcotráfico. Tenía un DNI argentino que lo identificaba como Víctor Benítez, de 49 años. Pero esa identidad era falsa. Su verdadero nombre es Osvaldo Agüero Núñez y era buscado por la Justicia de Paraguay por dos homicidios y otros delitos. Además, se sospecha que formó parte del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), una organización guerrillera.

Como informó LA NACION, el falso Benítez fue detenido la semana pasada por la policía bonaerense acusados de los homicidios de Esthefany Milagros Ventocilla Casimiro y Juan Peralta, cuyos cuerpos habían sido encontrados en un descampado de Monte Grande, en Esteban Echeverría, el 2 de mayo pasado.

“El robo como móvil del doble crimen se descartó apenas iniciada la investigación. Las víctimas tenían sus teléfonos celulares, dinero y otras pertenencias. Estaba claro que se trataba de un ajuste de cuentas”, explicaron las fuentes consultadas.

La investigación quedó a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 2 de Esteban Echeverría y detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local y del Departamento Homicidios de la policía bonaerense.

“El padre de la joven asesinada contó que Peralta trabajaba en la construcción para una persona conocida como Jorge Cano. Se trataba de la primera pista que obtuvieron los investigadores”, explicaron los voceros consultados.

Pero el trabajo en obras de construcción era solo una pantalla. En realidad, Peralta se encargaba de distribuir los estupefacientes que vendía el falso Cano en los barrios 9 de Julio y El Zaizar, en Esteban Echeverría.

“Peralta se encargaba de ir hasta la ciudad de Buenos Aires a buscar la droga de su jefe y después las distribuía en los puntos de venta. Benítez le pedía que no fuera por la autopista y que evitara transitar por lugares con cámaras de seguridad o donde hubiera controles policiales, pero él no le hacía caso. Además, por medio de lo que se denomina ‘robo hormiga’, se quedaba con parte de la mercadería y después la comercializaba con la clientela que se había hecho”, afirmaron fuentes policiales.

El enojo del capo narco para con Peralta quedó expuesto en el análisis del teléfono celular de la víctima y en los chats recuperados del móvil del líder de la banda.

“Se encontraron mensajes de voz donde el capo narco, en guaraní, le recriminaba a su lugarteniente por circular en por zonas con cámaras o por pasar por los peajes de las autopistas. Pero todo empeoró cuando descubrió que le robaba droga para después revenderla”, explicaron los voceros consultados.

Entonces, según los investigadores, el líder de la banda planificó y ejecutó su venganza. Citó a Peralta y lo mató a balazos.

“A la joven la asesinó porque fue testigo del homicidio de su novio y el capo narco no quería dejar cabos sueltos”, agregaron fuentes de la investigación.

En los operativos donde fueron detenidos Benítez y otros integrantes de la organización, la policía bonaerense secuestró $2.032.700, un kilo de marihuana, 28 envoltorios con pasta base, una carabina Mauser, municiones y una pistola calibre 22 con silenciador.

“Ayer, tras obtener las huellas dactiloscópicas, el Misterio Público Fiscal estableció que la verdadera identidad del sospechoso es Osvaldo Agüero Núñez”, explicaron a LA NACION fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense.

Agüero Núñez tenía en su poder un DNI argentino que lo identificaba como Víctor Benítez, de nacionalidad argentina y nacido el 6 de mayo de 1975. También tenía una licencia de conducir.

Pero en realidad, nació el 23 de enero de 1981 en San Pedro, Paraguay. En ese país, tenía pedido de captura por dos homicidios, uno ocurrido en 2006 y otro en 2017.

“Se está tratando de certificar información encontrada de que el detenido Agüero Núñez podría haber pertenecido al EPP”, sostuvieron las fuentes consultadas.