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Boletos, pases y abonos para subirse al carro de Milei

Cada verano tiene su propia comedia de enredos. Esta vez no fue en Mar del Plata ni en Villa Carlos Paz, sino en Villa Allende, la pequeña ciudad contigua a la capital cordobesa.El intenden...

Cada verano tiene su propia comedia de enredos. Esta vez no fue en Mar del Plata ni en Villa Carlos Paz, sino en Villa Allende, la pequeña ciudad contigua a la capital cordobesa.

El intendente Pablo Cornet (PRO) promueve como medida de seguridad cortar el tránsito de varias calles durante la madrugada y dejar habilitadas sólo algunas vías de ingreso y egreso de los barrios alcanzados por el plan. Un asunto vecinal como tantos que se conoció fuera de la comarca por tratarse de una noticia llamativa.

¿Quiere el Presidente forzar la renuncia de su vicepresidente? Los ataques sistemáticos con el lenguaje brutal que suelen usar los libertarios sobre su compañera de fórmula detonan esa pregunta en forma inevitable.

Como era esperable, hay vecinos que se oponen a la medida y, alentados por algunos dirigentes opositores locales, organizaron una protesta el sábado pasado. Nada raro tampoco.

Lo extraño fue que apareciera en el lugar en apoyo de quienes protestaban la diputada nacional Lilia Lemoine, que cruzó las serranías desde Mina Clavero, donde pasaba sus vacaciones, en compañía de la también legisladora libertaria María Celeste Ponce. Lemoine relacionó el proyecto del intendente con la permanencia en Villa Allende de la vicepresidenta Victoria Villarruel, y descargó en las redes y al periodismo una nueva andanada contra su enemiga. Entusiasta, la diputada pasó por alto que se había sumado a una manifestación convocada por opositores a los libertarios.

Villarruel se había tomado una semana de descanso en la casa de una familia que la recibe hace unos veinte años en Villa Allende. Su única actividad pública, al final de esos días fue asistir al Festival de Jesús María. No habló en público ni con los periodistas y solo se enteró del proyecto de corte de calles durante las charlas con sus amigos cordobeses.

La condición de sometimiento pleno que Villarruel desconoce vale para permanecer y también para ingresar, ese paso elimina el pasado de dirigentes como Daniel Scioli y les quita la condición de casta

Fue suficiente para que Lemoine la declarara enemiga de la libertad. Lo dicho, un enredo de verano que se apagó en horas.

El microepisodio alcanza para registrar la intensidad con la que se calibran las pasiones de amor y odio en el oficialismo. Villarruel fue separada de todas las decisiones; su relación con Javier Milei y su hermana Karina ya casi no existe. Sobre todo con la segunda.

La vice extremó la prudencia en las respuestas a sus seguidores en las redes sociales para no dejar flancos abiertos, como el que se produjo cuando respondió a un mensaje diciendo que cobraba “chirolas” y el propio Milei le saltó a la yugular.

¿Quiere el Presidente forzar la renuncia de su vicepresidente? Los ataques sistemáticos con el lenguaje brutal que suelen usar los libertarios sobre su compañera de fórmula detonan esa pregunta en forma inevitable.

La imagen de la vice cayó en las encuestas de los últimos dos meses a fuerza de los garrotazos que recibió. Empieza a desdibujarse la idea de que los hermanos Milei recelaban de su popularidad, tan elevada como la del Presidente. ¿Ese declive la sacará de la mira? Villarruel no callará, pero no se someterá a la incondicionalidad que le reclaman y que tantos otros dirigentes están dispuestos a concederle al jefe libertario.

El culto a la personalidad crece al mismo tiempo que dirigentes de distinto origen proclaman su disposición a ser aceptados como nuevos miembros del club. La condición de sometimiento pleno que Villarruel desconoce vale para permanecer y también para ingresar; ese paso elimina el pasado de dirigentes como Daniel Scioli y les quita la condición de casta.

En todos los cambios de camiseta en busca de ser parte del oficialismo la principal víctima es el mismo Macri, y en segundo lugar, las cada vez más desarticuladas estructuras del radicalismo

Consolidada la idea de que la economía crecerá y la inflación bajará, las acciones de Milei cruzan en ascenso el verano que terminará cuando empiecen a tomarse las decisiones. Ese supuesto no contempla datos adversos económicos de proyección inescrutable.

Estrategias y peleas del peronismo kirchnerista al margen, están en marcha al menos dos tipos de determinaciones en relación con las elecciones de este año.

Por una parte, la larga negociación partido a partido entre los libertarios y los macristas. Esa tratativa no solo es extremadamente compleja, sino que está condicionada por la voluntad del propio Milei. Como un político clásico, el Presidente esconde la carta que jugará al final: ir a las elecciones por su propia cuenta, sin aliados, o habilitar una alianza con PRO y otros partidos o fracciones de ellos.

Hay otra variante. Las jugadas individuales de dirigentes que golpean las puertas de las fuerzas del cielo. Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza, contó en los últimos días que desea que el radicalismo, su partido, tenga un acuerdo electoral con Milei.

El senador Luis Juez la hizo más corta. Renunció a seguir presidiendo el bloque de senadores del PRO y declaró que desea representar a los libertarios en su provincia con el objetivo de volver a ser candidato a gobernador, una vez más. Sin ser del PRO, en tanto Juez tiene un partido propio, en ese salto el senador cordobés se alejó de repente de Mauricio Macri.

Milei tiene ahora que firmarle el carnet de adherente a Juez, tal como hace 20 años hizo Néstor Kirchner cuando lo aceptó como su representante alternativo a José Manuel de la Sota en Córdoba.

Nada tan raro. Patricia Bullrich hizo un viaje aún más extenso desde la izquierda peronista hasta el fanatismo libertario que la lleva a criticar al gobierno de Macri del que ella también fue parte. El pase de PRO al club libertario del intendente Diego Valenzuela (Tres de Febrero) es también parte de ese proceso; gente que no espera las decisiones de su partido de origen y pega el salto.

En todos esos cambios en busca de ser parte del oficialismo la principal víctima es el mismo Macri. Y en segundo lugar, las cada vez más desarticuladas estructuras del radicalismo.

Juntos por el Cambio se disolvió entre quienes quieren irse con Milei o al menos aprovechar su apogeo, los que buscan todavía un acuerdo formal con el Presidente, y una tercera parte que decidió no sumarse a los libertarios, pero todavía no termina de saber ni a dónde ir ni con quién.

Milei parece entretenido viendo como tratan de subirse a su carro. Todavía no alcanza a divisar quiénes serán sus verdaderos adversarios, aunque él haya elegido como rival a Cristina Kirchner. Por ahora lo atraen hasta deslumbrarlo las reverencias que sólo reciben los transitorios dueños del mazo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/boletos-pases-y-abonos-para-subirse-al-carro-de-milei-nid17012025/

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