Sobre gustos no hay nada escrito, dice el refrán, pero este juego lleva el concepto al extremo: en este momento hay 36.700 personas jugando a un juego de la plataforma Steam llamado Banana en el que no pasa nada. Quien se instale el juego verá una banana en pantalla, sobre la que es posible clickear... sin efecto visible. Durante el fin de semana celebró los 10.000 miembros en Discord y tuvo un pico de 46.413 personas jugando al mismo tiempo, dándole cliqui cliqui a la pantalla, a ver si pasa algo. Y nada.

“¡Es una estafa!”, dirán. Pero el juego no tiene costo. En rigor, alcanza con jugar un minuto cada tres horas para recibir una especie de medalla, un ítem único que luego se puede intercambiar por otros. Y es posible comprar, a modo de recordatorio de la locura que tiene a veces el mundo moderno, es un souvenir: una banana que a diferencia de la original (de aspecto maduro y saludable) está intervenida. Está la banana hackeada, la biosnana (el booteo de una PC en forma de banana), la blackholenana (una banana con el halo similar a la fotografía de un agujero negro), la oceanana (una banana cuyo cuerpo es una animación de un oleaje) o Anomalynana, una banana con un trasfondo psicodélico. ¿Las querés? Tenés que pagar, a razón de 374,75 pesos cada una, teniendo en cuenta el precio original (25 centavos de dólar) y su cotización local.

Pero también hay bananas especiales, que obtuvieron algunos usuarios y se venden en el mercado de Steam a mayor precio: la Crypticana, de la que sólo hay 25, se vendió por 231 dólares; la Shiny Banana, por 82 dólares; incluso está la banana de diamante, que alguien ofrece a 832 dólares. Al parecer, hay una posibilidad en cien mil de que el juego brinde como premio esa banana, según explican en Dexerto.

¿Es un chiste? Sí, y no. Al igual que un antecesor directo (Egg, que pasó por Steam sin pena ni gloria), Banana pertenece a un tipo de juego llamado “clicker”, en el que no hay mucho por hacer salvo cliquear con el mouse en el juego para obtener algún premio o activar alguna acción en pantalla, usualmente siguiendo un guión que definió quien creó el juego.