Aves en la mira
La observación de aves es una actividad que sigue sumando adeptos, un número que ha crecido mucho en las últimas décadas, despertando curiosidad en diferentes ámbitos. Su práctica, mezcla de ...
La observación de aves es una actividad que sigue sumando adeptos, un número que ha crecido mucho en las últimas décadas, despertando curiosidad en diferentes ámbitos. Su práctica, mezcla de hobby, ciencia y deporte, es tan apasionante como estratégica.
Aves Argentinas, una de las entidades promotoras de la actividad, es la primera organización ambientalista de Iberoamérica y, desde su nacimiento en 1916, intenta acercar a los argentinos a la naturaleza a través del estudio y defensa de las aves silvestres. Sus programas de educación ambiental, conservación de especies y sitios y promoción de la ciencia, siempre en alianza con otras instituciones y con una nutrida red de clubes de observadores de aves, promueven justamente ese respeto para empatizar con nuestra fauna y flora y así contribuir a su disfrute y conservación.
La observación de aves, con equipos de bajo costo y hoy con una variada oferta de apoyaturas digitales de libre acceso, nos permite vincularnos de una manera diferente con los espacios verdes de todo el planeta, tanto urbanos, como rurales o silvestres. Porque la capacidad de volar de la mayoría de las especies las ha llevado a colonizar las más variadas ecorregiones del mundo.
Hay ambientes en donde no se encontrarán otros vertebrados (peces, anfibios, reptiles o mamíferos), pero sí aves que irrumpen con sus vuelos, colores y sonidos. Así, podrán registrarse en altas montañas, desiertos, selvas, pampas, océanos y costas de todos los continentes, inclusive la Antártida, o en las islas más remotas del planeta. Su número es finito, hablamos de algo más de 10.000 especies conocidas, por lo cual la “colección de registros” es algo posible y desafiante para los apasionados de esta actividad, siempre con binocular y libreta en mano.
Pero, aunque a muchos sorprenda, se trata también de una cuestión estratégica. La observación de aves en nuestro país ha posibilitado determinar las Áreas Importantes para la Conservación de las Aves, unas 273 en total, que contribuyen a definir las Áreas Claves para la Biodiversidad de la Argentina. Esta información copiosa y con sobrado respaldo académico, permite organizar el territorio, definir prioridades de conservación, perfilar proyectos de desarrollo y generar alternativas económicas basadas en el llamado turismo de naturaleza o ecoturismo.
En esta última disciplina, todas las provincias tienen mucho para ofrecer, pero sin dudas deberán garantizar escenarios para atraer observadores de aves protegiendo los sitios donde las especies se desenvuelven. Y esa protección debe combinar la creación de reservas naturales, sean estas privadas, municipales o provinciales así como de parques nacionales, sin descuidar férreas medidas de control del tráfico ilegal para evitar el triste destino de corbatitas, cardenales amarillos, rey del bosque o loros de varias especies por solo nombrar algunas de las especies más codiciadas que se suman al tordo amarillo y la loica pampeana, actualmente en grave peligro de extinción.
En estudios recientes se ha determinado que la observación de aves, como actividad al aire libre en ambientes naturales, genera una mejora en nuestra calidad de vida y es un complemento para nuestra salud mental y emocional, promoviendo mayor atención en las personas, sobre todo en los niños, y contribuyendo a reducir ansiedades y controlar situaciones de estrés.
La pandemia ha sido para muchas personas la puerta de entrada al mundo de las aves: encontrarnos confinados con la sola posibilidad de salir a un balcón, terraza o jardín hizo que prestáramos atención a los mínimos detalles y allí la naturaleza tuvo mucho para contar y mostrarnos y las aves fueron un singular cable a tierra. También en ese periodo reflexionamos sobre la importancia de disponer de parques cercanos donde respirar aire limpio y recrear nuestros sentidos. De hecho, la membresía a organizaciones ambientales, la venta de guías y libros sobre naturaleza y la descarga de aplicaciones para identificar especies crecieron notablemente en esos escenarios.
En síntesis, la observación de aves debe seguir suscitando fuertes respaldos de todos los sectores por su valiosa contribución social, ambiental y económica desde lo turístico. Asegurar la preservación de tan valioso patrimonio natural y promover los avistajes es involucrarnos activamente en el futuro del planeta.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/aves-en-la-mira-nid10112024/