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Antoni Bolinches: “El mal de amores es la pandemia del siglo XXI”

PALMA DE MALLORCA-. Ama los aforismos, propios y ajenos, y no solo se le dan muy bien sino que los usa como disparadores o despertadores con sus pacientes en el consultorio. ...

PALMA DE MALLORCA-. Ama los aforismos, propios y ajenos, y no solo se le dan muy bien sino que los usa como disparadores o despertadores con sus pacientes en el consultorio. “El amor nace de nada y muere de todo”, “nadie sabe tanto como todos juntos”, “el secreto de un buen matrimonio es casarse con el otro sin divorciarse de uno mismo”, “lo mejor que te puede pasar en el amor es que el primero sea intenso y el último extenso”.

Hace más de veinte años que Antoni Bolinches (77) se dedica a las relaciones de parejas y al amor. O mejor dicho a curar el desamor. Aunque su carrera laboral comenzó como botones de una sucursal del Banco de Vizcaya siendo poco más que adolescente.

Cuenta en su biografía que varias experiencias amorosas, algunas frustradas y otras buenas y una paternidad que lo sorprendió sin preparación a los 25 años, lo impulsaron a estudiar Psicología en la Universidad de Barcelona. Se licenció en Filosofía y Ciencias de la Educación con grado de licenciado en Psicología e hizo un máster en Sexualidad Humana. Acaba de publicar su libro Psicoterapia para el mal de amores (Urano), y sobre todos estos temas charló largamente con LA NACION.

-¿Por qué el mal de amores?

-Pues porque la gran pandemia del siglo XXI es el sufrimiento amoroso. No hay nadie que a partir de los treinta años no haya sufrido por amor. Es universal y debo decirte que las grandes perjudicadas siguen siendo las mujeres.

-¡¿Una vez más?!

-Y sí, porque los grandes avances logrados en los últimos cincuenta o sesenta años han provocado una revisión del modelo de relación entre hombre y mujer. El hombre protagonista y la mujer subordinada es un paradigma muerto. Uno de los efectos no previstos de este cambio es que los hombres no lo han asimilado y las mujeres evolucionadas tienen problema para encontrar parejas adecuadas. Mientras los hombres siguen buscando mujeres que ya no existen, ellas esperan encontrar hombres que aún no existen.

-Las quejas femeninas sobre los problemas para encontrar una pareja ya son un lugar común…

-Sí, lo sé. No es un buen momento. Mi propuesta es trabajar en el mejoramiento personal. Si lo haces bien encontrarás lo que quieres, y cuando menos buscas más encuentras. Pero para buscar debes ser suficiente buena compañía para ti mismo. Entonces te conviertes en buena compañía para los demás. El arte de enamorar es el arte de mejorar.

-¿Murió la idea del amor para toda la vida?

-Ya no existe en nuestra sociedad. Es que antes tampoco existía, pero estaba la cultura de aguantar para toda la vida, que estaba impuesta por el sexismo a la mujer. La que aguantaba para toda la vida era la mujer.

¿Qué se decía? Atrás de un gran hombre hay una gran mujer. Claro, una mujer sacrificada. La crisis viene porque las mujeres están decepcionadas por la falta del cambio masculino.

-A ellos este cambio se les hace difícil…

-El hombre racionalmente lo entiende, pero emocionalmente no. Están desorientados. Uno no deja tan rápido la expectativa de tener una ventaja que ha durado centurias y se ha subvertido en apenas medio siglo.

-Habla de efecto empoderamiento…

-Claro, pero ese empoderamiento a quien más perjudica es a las mujeres. Sobre todo en el ámbito amoroso. Y por eso el síndrome de las supermujeres.

La mujer se sigue enamorando admirativamente y el hombre quiere ser admirado. Luego una mujer empoderada, autorrealizada, no genera relaciones cómodas, y el hombre quiere relaciones cómodas, que les admiren a ellos. La mujer acepta una generación mayor al hombre, incluso algunas más de una generación, quizá pensando que porque es grande es maduro, pero no siempre es así. Solo maduran los que aprenden de lo que les ha ocurrido.

-Eso es tan cierto como difícil de llevar a la práctica…

-Cierto, muy cierto. En mi libro más vendido, El Secreto de la autoestima, detallo las distintas fuentes de la inseguridad y cómo podemos convertirlas en fuentes de autoafirmación.

-¿Cuánto tiene que ver la autoestima en esto?

-Muchísimo. Este es el meollo de la cuestión.

En mi segundo libro, La Felicidad Personal, yo hablo de las dos grandes vías de la felicidad, la realización personal y el amor armónico. Todo el mundo con este nombre o con otro, encuentra la felicidad por alguna de esas dos vías. Querer y sentirse querido y expresar en lo que hacemos parte de lo que somos. El mal de amores es una de las grandes fuentes de desequilibrio emocional. Primero porque nos neurotiza, segundo porque nos puede llevar a conductas autodestructivas. El problema no está en el sufrimiento sino en la gestión del sufrimiento.

-¿Cómo se debería gestionar?

-Si me deja mi pareja y yo echo toda la culpa de lo que pasó a ella, que hizo todo mal y no me merece, y tal, estoy tomando un camino equivocado. Otro de mis aforismos es que criticar al otro no nos mejora a nosotros. Es una coartada para no cambiar y mejorar. En términos freudianos se llama desplazamiento, la proyección, la culpa es tuya. La ponemos afuera.

-Usted creó un método especial para tratar este tipo de problemas, Terapia Vital. ¿Qué es?

-Es un modelo terapéutico que creé hace veinte años y consiste, básicamente y en pocas palabras, en comprender que en la vida los buenos momentos son para disfrutarlos y los malos para aprender. La Terapia Vital es aprender de los malos tragos.

-¿Qué herramientas le provee esa terapia al paciente para salir adelante?

-Son tres: diálogo interior, conducta de autoafirmación y decisiones cruciales.

Un lugar que estudian expertos en longevidad, donde los habitantes tienen la cabeza tan intacta como las ganas de vivir más de 100 años

-¿Sirve sufrir por amor?

-Es mucho más que un dolor, es la mejor vía de mejoramiento personal. Sin sufrir no maduramos. Si no maduramos, nos neurotizamos. La clave no es sufrir sino saber sufrir.

-¿Cuáles diría que son los pasos a seguir?

-Primero por aceptación superadora. Si no acepto lo que me pasa no lo puedo resolver. No aceptación pasiva, actitud de ‘esto no tiene solución’. No. Hablo de entender que para resolver primero tengo que objetivar. Si no acepto mi problema y para taparlo empiezo con conductas autodestructivas, al año diré que mi mujer me ha arruinado la vida. Pero no ha sido ella. He sido yo, con lo que he hecho a partir de que ella me dejó. Si en lugar de eso que hice voy al terapeuta, recupero aficiones constructivas y me trabajo a mí mismo, a lo mejor de aquí a un año en lugar de estar desahuciado y arruinado económicamente resulta que me caso con la Koplowitz (bromea sobre una conocida socialité española), y le mando un ramo de rosas a mi ex diciendo ‘gracias por haberme dejado’.

-Pero se requiere decisión y voluntad de madurar…

-Sí, la madurez es sufrimiento bien asimilado. Si no he sufrido no he madurado: puedo ser seguro pero no maduro. Cuando les hablo de la diferencia entre seguro y maduro entienden lo que les pasa. Hay un sufrimiento productivo que es gracias al cual dejas de sufrir porque aprendes de lo que sufres.

-¿Algo vinculado a la pareja que le haya sorprendido en estos tiempos?

-Una cosa que no ocurría antes y que estoy viendo en los últimos diez años: ¡parejas que se separan con 70 años

-¿Primera o segunda pareja?

-A veces primera y a veces segunda. Muchos van por la segunda pareja y curiosamente se han dado cuenta de que convivir conlleva conceder. Pero claro, hay que tener en cuenta la diferencia entre ceder y conceder. Para convivir hay que conceder pero no ceder. Uno no debe dejar de ser uno mismo, pero sí ser la mejor versión. Pero hay una serie de matices que hacen que si tú has fracasado en la primera pareja decidas que en la segunda tendrás más paciencia. Y la tienes. Hasta que el vaso se llena. ¿Y ahí quien aguanta más? El que tiene el vaso más grande, más madurez, más realización personal. Pero llega un punto en que se dice “hasta aquí llegué”. A partir de ahí viene la crisis.

-¿Qué hace que una pareja funcione?

-Primero tiene que haber concordancia suficiente en los cuatro parámetros que lo posibilitan: 1) buen acoplamiento sexual; 2) caracteres compatibles; 3) escala de valores similar; 4) proyecto de vida convergente. Si hay buena gestión en estos parámetros la pareja puede madurar y consolidarse. Si no, en lugar de madurar junto nos neurotizamos juntos y todo se rompe. O seguimos en una relación enfermiza. Un mal amor. Aquel que dice ‘ni contigo ni sin ti mis males tienen remedio, si no te tengo me muero, si estoy contigo me matas…’.

-Tóxico…

-Claro, parejas tóxicas. Pese a eso siguen juntas, no rompen, se neurotizan juntas, por lo que hemos dicho al principio. Muchos prefieren estar mal acompañados antes de estar solos (o solas). En la teoría todos aceptan el refrán más vale solo que mal acompañado, pero en la práctica actúan en sentido contrario.

-Pero por algo quedan juntos…

-Es que obtienen una cierta rentabilidad, aunque esta no sea necesariamente buena. Por ejemplo, sufrir es una manera de sentirse vivo. No olvidemos que la pulsión sexual de las parejas neuróticas los mantiene unidos durante un tiempo porque arreglan el problema en la cama, y luego se vuelven a desarreglar cuando están fuera de ella. Cuando deja de tener importancia la cama, por uso o abuso, entran en crisis.

-¿La llegada de los hijos afecta?

-Es el gran tema, muchas parejas creen que los hijos arreglan problemas pero están equivocadas. Los hijos no arreglan parejas y tienen sentido en las parejas arregladas. Ellos no arreglan, pero sí ayudan a madurar. Yo siempre digo que ser padre es la última oportunidad que tiene el hombre para dejar de ser niño.

-¿Qué factor deteriora mucho la pareja?

-Yo creé el concepto de matemática de los sentimientos que es lo que deteriora el sentimiento amoroso.

-Explíqueme…

-Es el proceso de depreciación del sentimiento amoroso que genera la propia convivencia. La convivencia es enemiga de sí misma, y en su transcurso se activa el principio de habituación y el de saturación. El primero actúa sobre las cosas buenas de la pareja, porque a lo bueno te acostumbras y con el tiempo es menos bueno. Pero ¿qué ocurre con lo malo?, que no te acostumbras, por lo tanto con el tiempo lo malo es peor. Esto genera una depreciación recíproca de la calidad del sentimiento. Recíproca pero no simétrica, y normalmente, como la mujer hace mayor inversión emocional, también tiene una mayor defraudación de expectativas. Por eso la matemática de los sentimientos perjudica más al hombre que a la mujer. Por eso cuando el hombre dice ‘estamos bien’ ella dice, ‘no no, estamos bien gracias a mi inversión para estar bien, pero yo no estoy suficientemente bien, pero como yo trabajo para estar bien tú estás bien’. Por eso los hombres si no están mal, ya están bien, y las mujeres si no están suficientemente bien ya están mal.

-¿Usted perdonaría la infidelidad?

-Sí, yo creo que sí. Bueno, a estas alturas ya no tiene mérito (se larga a reír). Cuando era joven sí, de un par de novias mías he tenido sospechas de infidelidad y lo he entendido. Lo primero que hay que hacer con la infidelidad es no juzgar a las parejas más severamente de lo que te juzgas a ti mismo. Y pensar que no es lo mismo una infidelidad esporádica o estacional, justificada logísticamente… que algo repetido.

-¿Cómo imagina la pareja del futuro, la que no veremos ni usted ni yo?

-Vamos hacia un modelo social de monogamia imperfecta sucesiva. Monogamia con infidelidad. Tendrá un tiempo de duración, acabará la relación, una etapa de latencia, una nueva selección y nueva pareja estable. Como no hay otra manera mejor de estructurar la sociedad que la pareja, tenemos que gestionar mejor las relaciones.

-¿Un tip para enamorar?

-En amor cuanto menos necesitamos más nos dan. El arte de enamorar es el arte de mejorar. Tenemos que ser conscientes de nuestras virtudes y de nuestros defectos, desarrollar las potencialidades, optimizar virtudes y corregir los defectos. Saber que las personas se sienten atraídas hacia nosotros por el buen rollo (la buena onda) que emanamos y aportamos a la relación más que por la necesidad que tenemos de ser queridos.

-¿Qué hace que una pareja alcance el amor armónico del que usted habla?

-La pareja funciona mejor por el grado de madurez de las partes que por la óptima afinidad de caracteres. Óptimamente compatible no hay nadie con nadie. Suficientemente compatibles como para enriquecernos de las diferencias, y complementarnos los unos con los otros, si somos suficientemente maduros, hay un porcentaje relevante. Pero lo difícil es que eso pueda ocurrir en la primera pareja, porque no es una verdadera elección, sino la conjunción de dos necesidades y dos atracciones. Es más enamoramiento que amor. Como decía Milan Kundera, el amor es cuando después de acostarte con él, duermes junto a él. Cuando trascendemos lo sexual aunque lo implicamos, y cuando entendemos en el otro, en nuestra pareja, aspectos que nos ayudan a ser más nosotros mismos.

Perfil

Psicólogo clínico y escritor catalán, se lo reconoce a Antoni Bolinches como uno de los que introdujeron la psicología humanista en España, en base a la cual creó en 2004 un método terapéutico propio llamado La Terapia Vital. Además de publicar 15 libros que han sido traducidos a cuatro idiomas, y entre los que se destaca Amor al segundo intento, La felicidad personal, El nuevo arte de enamorar y El secreto de la Autoestima, que es el más vendido de toda su producción, trabaja activamente en su instituto por el cual ya han pasado más de tres mil pacientes.

Da clases en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona y en la Escuela de Transformación Vital de Alex Rovira, un empresario y economista más conocido por sus conferencias internacionales y como autor de La Buena Suerte, un libro de no ficción que lleva vendido tres millones de copias. Justamente Bolinches hace trío con Rovira y Francesc Miralles, experto en desarrollo personal, colaborador del diario El País y coautor del exitoso, Ikigai, traducido a 65 idiomas. Juntos graban semanalmente un podcast de gran difusión llamado Ojalá lo hubiera sabido antes.

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DIEZ REFLEXIONES SOBRE EL MAL DE AMORLas parejas reales no son idealesSiempre que decidimos vivir en amor estamos asumiendo el riesgo de ser dejadosSi ha de decidir el corazón, mejor que decida la cabeza, aunque esto signifique un sufrimiento para el corazónUna persona es más madura después de superar el sufrimiento amoroso, de lo que ella misma sería si nunca lo hubiera padecidoEl sufrimiento productivo es una forma de sufrir en virtud de la cual la persona deja de sufrir porque aprende de lo que sufreToda ruptura acaba con lo viejo pero es, a la vez, la antesala de algo nuevoQuien no ha sabido aprender de los malos amores vividos y de los buenos interrumpidos, corre el riesgo de neurotizarEl primer amor se recuerda más por primero que por amorCuando la pareja quiere cambiar a la persona, ha llegado el momento de que la persona cambie de parejaLo mejor que puede pasar en el amor es que la última pareja sea la mejor

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/salud/mente/antoni-bolinches-el-mal-de-amores-es-la-pandemia-del-siglo-xxi-nid19012025/

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