La recesión, que se potenció con el aumento de los precios, la licuación de los salarios y la pérdida del poder adquisitivo, está golpeando también en el mercado laboral, un sector que hoy está a la expectativa de que se recomponga la actividad económica. Aunque, según la estimación de los especialistas, esta podría tardar en llegar.

Florencia Fiorentín, de la consultora Epyca, explicó que actualmente se registra una fuerte pérdida del empleo formal, principalmente en la construcción —a raíz de la parálisis de la obra pública impuesta por el Gobierno—, la industria y el comercio. Si bien hay indicadores que muestran que “se tocó el piso” en materia de actividad, esto no significa que haya un repunte, sino que se dejó de registrar un descenso mes por mes, aunque sí persiste a nivel interanual. “Eso quiere decir que se desaceleró la caída, pero el nivel de actividad sigue bajo”, explicó la especialista.

Como puede observarse en la encuesta de indicadores laborales (EIL) que realiza la Secretaría de Trabajo, la pérdida de puestos laborales se sostiene desde noviembre de 2023, y marzo, el último mes relevado, no sería la excepción. “Según las empresas con las que hemos hablado, marzo y abril han sido meses críticos por el desplome del consumo: primero empezaron parando plantas, suspendiendo trabajadores, adelantando vacaciones, no renovando contratos. Y luego, en esos meses empezaron a llegar los despidos. La más afectada es la construcción, por la caída de la inversión pública. En abril, en ese sector los puestos de trabajo cayeron un 15,7% interanual, según los últimos datos del Indec”, detalló.

Claudio Caprarulo, director de Analytica, se refirió a estos escalones previos al despido y dijo: “Existe una caída en el empleo que se observa en diferentes indicadores, por ahora no de gran magnitud. Eso es lógico: excepto en rubros como la construcción, los despidos en el sector privado registrado suelen venir luego de un paso previo, que incluye la reducción de horas y suspensiones”.

A esto agregó que también se observa una diferencia a nivel regional: las provincias tienen diferentes estructuras productivas, por lo que en algunas la recesión se sentirá más que en otras. “Por caso, en febrero aumentó el empleo en Neuquén, traccionado por el sector hidrocarburífero, mientras cayó fuertemente en Formosa y Tierra del fuego”, ejemplificó.

Respecto de haber tocado el piso, Fiorentín explicó que la industria y la construcción mostraron, después de meses consecutivos a la baja, una evolución positiva intermensual en abril, aunque esta “no alcanza ni de cerca a compensar la caída de los meses previos: acumulado en el año, la industria se contrajo un 15,4%, y la construcción, 32%”, sostuvo. La idea del “piso”, continuó, se basa también en que se desaceleró la pérdida de los salarios reales, pero no hay un rebote.

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Sobre este punto, el último informe de la consultora Ecolatina destaca que los tres sectores —construcción, industria y comercio— concentran alrededor del 45% del empleo registrado privado, y que en la medida en que las ventas no se recuperen, la situación puede agravarse.

También remarca que la pérdida del salario real de los primeros meses del año tendrá una lenta recuperación, dada la tendencia del IPC. Como vienen advirtiendo los analistas, luego del dato de mayo, que se conocerá oficialmente el próximo jueves 13, la desaceleración se topará con un freno, por la corrección de las tarifas y la dinámica de inercia que podrá verse a partir de junio, lo cual sostendría el índice de precios alrededor del 5% mensual. El problema, como explicó Jorge Colina para otra nota de este medio, es que los salarios recién empezarían a crecer por encima de la inflación cuando esta se acerque al 1% mensual.

Fiorentín se refirió también al tema salarios, y sostuvo que están muy bajos, tanto en términos de la canasta básica como en dólares: “El salario mínimo, vital y móvil (SMVT) está unos $33.000 por debajo de la línea de pobreza”, enfatizó la economista.

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De esta forma, el proceso de pérdida se amesetó, pero los ingresos subieron menos que la inflación en lo que va del año: en marzo, estaban 12% por debajo del nivel de noviembre de 2023, según las estimaciones de su propia consultora. De hecho, en ese mismo mes, el informe de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) mostró que el salario promedio fue de $705.832, representando un incremento interanual de 194%, cuando la inflación del período había alcanzado un aumento de 287,9%.

“El salario real también está empezando a perder menos, o incluso, según el sector, algo recupera, pero siempre es por debajo de los niveles del año pasado, que ya son bajos”, señaló la especialista.

Otro punto que hoy se vuelve predominante en la discusión del mercado laboral es la expectativa del Gobierno en la aprobación de la Ley Bases, especialmente respecto del posible impulso que traería aparejado el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).

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Ecolatina señala sobre esto que todavía no es claro el beneficio que implicaría en la industria nacional, “dado que la apertura de importaciones podría desplazar del mercado a proveedores nacionales”. Para Fiorentín, el impacto es directo sobre la producción local y, por lo tanto, las empresas de capital nacional y el empleo.

“No es un tema sencillo, depende mucho de qué política cambiaria y arancelaria lo acompaña (si se eliminan aranceles y el cepo, por ejemplo) —sostuvo—. Eso hace que la apertura sea más o menos amenazante para la industria nacional. Es difícil proyectar apertura ahora, dado que el impuesto PAIS es una fuente importante de recaudación y para el objetivo del Gobierno de equilibrio fiscal”.

Teniendo en cuenta estas variables, una apertura comercial sin aranceles y sin cepo sería, en su visión, “complicada para la industria nacional”, ya que la dejaría en una posición de competencia repentina: las empresas hoy se enfocan en las estrategias sobre los cambios en la política comercial y cambiaria, y sobre la inflación. La competencia con las importaciones implicaría que esto vire hacia la obtención de ganancias en productividad, algo para lo que, según la especialista, muchas empresas no están preparadas.

“Ahí solo van a ganar las que tengan ingresos suficientes como para aprovechar la apertura y hacer compras de maquinaria, o las que se dediquen a comercializar productos importados. Desde luego, eso implica cambios en la estructura productiva”, agregó.

A los niveles críticos del consumo en marzo y abril se suma el nuevo dato de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que en su último relevamiento mostró que la baja continuó durante mayo, lo que sigue afectando fuertemente en el sector que ya viene golpeado y frenando la producción y la empleabilidad.

Según su informe, las ventas minoristas pyme retrocedieron el mes pasado un 7,3% interanual, con los altos costos logísticos y los problemas de cobranza como los principales problemas destacados por la mayoría de los comercios consultados.

“Hubo mayor estabilidad en los precios al público en mayo, pero con otros costos como energía, combustible, alquileres, salarios, en alza, lo que complicó la rentabilidad del empresario. Algunos manifestaron estar financieramente asfixiados”, establece el informe.

Perfumería, farmacia y alimentos son los tres rubros que, tras estos números, acumularon el mayor descenso en lo que va del año y, como sucede con el empleo y los salarios, si bien las estadísticas muestran un leve repunte en la comparación intermensual, todavía no se vislumbra un repunte en la medición interanual.