A lo grande: aplausos para Pechito López y la gloria para Ferrari en las 24 Horas de Le Mans
La visera del casco levantada y el intento con la mano derecha enguantada de secar las lágrimas de emoción que humedecían los ojos, fue la imagen de José María Pechito López que ofreció la c...
La visera del casco levantada y el intento con la mano derecha enguantada de secar las lágrimas de emoción que humedecían los ojos, fue la imagen de José María Pechito López que ofreció la cámara on board del auto N°7 de Toyota Gazoo Racing, tras la caída de la bandera a cuadros en las legendarias 24 Horas de Le Mans. Una carrera de largo aliento, de 311 vueltas y con múltiples escenarios que festejó, como el año pasado, Ferrari, y que enseñó la vigencia y la jerarquía del piloto argentino en la clase más cotizada del Mundial de Resistencia.
La Scuderia, con la tripulación que conformaron Nicklas Nielsen, Antonio Fuoco y Miguel Molina en el auto N°50, se alzó con la victoria, con una diferencia de 14s221/1000 sobre el prototipo de la fábrica japonesa que tuvo en la figura del cordobés, de 41 años, al piloto que alimentó la ilusión de un resultado épico, después de los desafortunados episodios que se desencadenaron para la estructura dentro y fuera del mítico trazado de 13,5 kilómetros y 38 curvas de La Sarthe. El segundo puesto es un premio al esfuerzo y la resiliencia, también un trago agridulce para Pechito, que ingresó por la ventana para sentarse en la butaca de un Hypercar, pero que devolvió con su talento la confianza que le depositaron los nipones, que lo escogieron por sobre la destreza de la joven promesa Ritomo Mitaya para conformar la formación junto a dos exFórmula 1 como Kamui Kobayashi y Nyck de Vries. “Más allá de los años, todavía estoy. Eso para mí es un orgullo personal”, apuntó el argentino.
Días de emociones encontradas agitaron a Pechito López, que tenía agendada la carrera en su calendario, aunque en un Lexus de la categoría LMGT3. La decisión de contratar a De Vries en 2023 para que acompañe a Kobayashi –además de piloto es el team principal del equipo Toyota Gazoo Racing en el Mundial de Resistencia- y a Mike Conway en el auto N°7 de la factoría nipona relegó al cordobés, que prefirió permanecer bajo el paraguas de la casa japonesa antes que buscar una butaca en otro equipo que presentara autos en Hypercar. Las siete temporadas en el más alto nivel, con una victoria incluida en Le Mans y dos títulos del mundo en el WEC (Mundial de Resistencia), una carta de presentación atractiva para la multiplicidad de marcas que toman parte del Mundial de Resistencia entre las que sobresalen Ferrari, Porsche, Cadillac -Alpine, BMW, Lamborghini y Peugeot asoman en un segundo escalón-, aunque el argentino se desinteresó en jugarla.
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The No.7 @TGR_WEC moves up to P2 after this great overtake from José Maria Lopez.#WEC #LeMans24 @24hoursoflemans pic.twitter.com/bguBv41mfD
El destino tenía una vuelta enrevesada para su regreso al asiento del auto N°7: el accidente y lesión de su amigo y excompañero Conway, mientras juntos ejecutaban un entrenamiento en bicicleta, lo trajo de vuelta y puso a prueba en una semana todo el talento: una readaptación rápida, porque el tiempo apremiaba, y la salida a la pista para enseñar efectividad al volante en los entrenamientos motivaron la confirmación por sobre Mitaya, que es el piloto de reserva y quien hizo durante el verano las prácticas en Hypercar. La complejidad de las 24 Horas de Le Mans determinaron que Toyota Gazoo Racing se inclinará por la experiencia de Pechito. “Como si hubiera conducido el auto ayer. Trabajó motivado y muy duro para ponerse al día con todos los sistemas: estamos seguros de que no habrá problemas en la carrera”, señalaba, satisfecho, el jefe técnico David Floury.
La Hyperpole resultó una catástrofe para el auto N°7: al mando de Kobayashi fue penalizado por provocar la bandera roja y el castigo se tradujo en la quita del tiempo –había marcado el cuarto mejor registro- y el retraso al último lugar de la grilla en la clase Hypercar. La mentalidad y el espíritu positivo de Pechito relució tras la sanción: “No cambia mucho, es una carrera muy larga y no hay que estar preocupado ni decepcionado”, comentó. El camino de espinas continuó con el incidente durante el Warm Up, en el que De Vries atropelló al Lexus de la clase GT3 que frenó de repente y provocó un trompo del piloto neerlandés, con daños en la parte delantera del coche. Con el banderazo de salida a la vista –lo ensayó el astro del fútbol francés Zinedine Zidane-, la previa no enseñó la mejor performance de los compañeros de tripulación.
La carrera, sin embargo, los descubrió en otra frecuencia y Pechito López fue la bandera. “Una carrera durísima, pero termino con la satisfacción de haberlo dado todo, de venir desde atrás con condiciones difíciles. Que el equipo me dejara tantas horas arriba del auto por el ritmo que traía es un orgullo para mí, es una manera de tal vez decirle adiós a esta carrera en esta categoría. Es muy emocionante también recibir la bandera a cuadros”, comentó el cordobés en charla con Motorsport.com.
"ES UNA MANERA DE DECIRLE ADIÓS A ESTA CARRERA"
🎙️ Pechito López y su emoción tras el histórico segundo puesto en las 24 Horas de Le Mans. #LeMansEnDSPORTS pic.twitter.com/GcnoWoZXOP
La competencia fue una suma de situaciones que provocaron subidones y bajones en el clasificador, entre los accidentes, las slow zone, las horas de lluvia que determinaron que Control de Carrera impusiera el Auto de Seguridad durante cuatro horas y 37 minutos en la madrugada, los incidentes de pinchaduras que modificaban estrategias al realizar una detención extra en los pits… A eso, el auto N°7 sumó el error al olvidar quitar el tearoffs –plástico que recubre el parabrisas-, y un par de fallos de potencias que se replicaron y se tradujeron en pérdida de tiempo… “Estábamos en una posición de que teníamos que ir al límite todo el tiempo: tuvimos tres pinchaduras, perdimos tres minutos en zonas de amarillo… Siempre al ataque, el ritmo estaba”, la evaluación de Pechito de cómo se corrió y los contratiempos que debieron sortearse.
“Diría que dimos una buena pelea. Nos recuperamos de muchos, muchos, altibajos: empezar desde atrás, el clima y la competencia que siempre fue ajustada. Fue una gran carrera, una de las más difíciles que viví y me voy orgulloso por lo que hice, por lo que hicieron mis compañeros y el equipo. Siempre seguimos luchando: si algo nos pasaba, seguíamos luchando, seguimos creyendo y estuvimos muy cerca de lograrlo. Tengo que estar contento por eso”, analizó Pechito, que en la previa señaló que deseaba disfrutar y no padecer la carrera: “No me quiero dar el lujo de irme mal, por eso trato de disfrutar todos los momentos y de cada vez que me subo al auto. Siempre en este nivel, la mayoría de las veces uno mira para atrás y te encontrás con ese sentimiento de que las presiones no te dejan disfrutar. El resultado puede ser o no, pero el domingo me quiero sentir realizado, tener esa oportunidad que cuando me fui el año pasado creí que me faltaba”, comentó en una rueda de prensa con medios latinoamericanos. Si tenía alguna duda de su tarea, cumplió más que satisfactoriamente.
Con un reparto de vueltas parejo, Pechito López lideró la tripulación con 115 giros; Kobayashi hizo 101 vueltas y De Vries, las restantes 96. El último turno lo tuvo al cordobés en el asiento, atacando en cada vuelta al extremo que en el final un trompo le hizo ceder tiempo en el reloj, aunque no la segunda posición en la pista. Con la comunicación desde el muro de que la Ferrari N°50 no haría más detenciones, las probabilidades de la victoria de Toyota –con el auto N°7, que estuvo en dos oportunidades a la cabeza de la carrera- se consumían al igual que la energía del modelo Ferrari 499P, que finalizó con solo el ¡2%!
La leyenda dice que nadie gana Le Mans, si no que Le Mans elige a los ganadores. Para Ferrari fue la undécima victoria y repetir después de 59 años en temporadas consecutivas. Un éxito sufrido, porque también soportó penalizaciones de 10 segundos y una orden de regresar al pit, porque la puerta había quedado abierta cuando desandaba el último stint. El auto con la insignia del Cavallino Rampante identificado con el N° 50 galopó hasta la bandera a cuadros y atrás dejó a un rival de alto grado, que corrió con la ambición del triunfo y dando muestras de vigencia. Pechito entendió que, si se trató de un Last Dance en la elite, el retiro debía ser con grandeza.